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Filmin Original, estas son las nuevas series originales de la plataforma
Filmin presentó en Barcelona cuatro series originales: Autodefensa, Oswald, el falsificador: la serie, Terenci: la fabulación infinita y Selftape.

Autodefensa
Fue estrenada en el Festival de Sevilla. Sus creadores, Miguel Ángel Blanca, Berta Prieto y Belén Barenys, muestran un retrato de la Generación Z que ha sido ideado y escrito por dos jóvenes, Prieto y Barenys, que pertenecen a esta generación. «Expresan los conflictos de su generación sin líneas rojas porque ellas pisan las líneas rojas todo el rato. La imprudencia es nuestra máxima aliada», contó el director Miguel Ángel Blanca.

Selftape
Una ficción de tintes autobiográficos creada y protagonizada por las hermanas Joana y Mireia Vilapuig, que alcanzaron popularidad gracias a su participación en la serie Pulseras Rojas. Una década después, reflexionan sobre lo que supuso ser celebridades en la adolescencia y de qué modo aquella experiencia ha forjado su identidad, su vínculo como hermanas y su relación con la fama y el posterior olvido del público. Dirigida por Bárbara Farré (La última virgen), y coescrita y producida por Iván Mercadé (Cites). Estreno: durante el primer cuatrimestre de 2023.

Desnudas en ‘Autodefensa’ | Berta Prieto y Belén Barenys meando con el coño al aire

Qué pasa con ‘Autodefensa’: la serie sobre deseo femenino y ‘afters’ que más divide a internet
La autoficción de Filmin, que estrena su segunda tanda de episodios, explora el universo de dos veinteañeras que se permiten equivocarse (y hasta caer mal)

“Ojalá los hombres nos comieran el coño tan bien como nos comen el coco”. “¿Qué crees que es más importante: que las mujeres vuelvan seguras a casa y no haya violaciones o que haya una renta básica universal?”. “Follar es como ir a misa, ya sabes lo que va a pasar”. En Autodefensa, las frases de sus intérpretes funcionan como tuits destinados a viralizarse. Y sus capítulos, sin metraje específico ni un arco narrativo tradicional, se ven como si hiciéramos saltos de scroll con sus vidas. Si 2022 ha sido el año en el que se acordó que “si existe la voz de Twitter es la de una joven ansiosa y caliente”, no sorprende que la primera autoficción española que se mira como miramos internet (en fragmentos y sin orden ni concierto) se asome, precisamente, al universo de dos veinteañeras que creen sacar ventaja al resto.

Tras el revuelo que ha generado el tráiler y los primeros cinco capítulos de la nueva serie de Filmin, el día 6 de diciembre se estrena la segunda tanda de la producción que más polariza la conversación digital. Con Autodefensa, como con los trending topics, o se está muy a favor o muy en contra. Creada y escrita a seis manos por la dramaturga y actriz Berta Prieto, la artista Belén Barenys (Memé) y el director Miguel Ángel Blanca, en esta producción de 10 episodios, Prieto y Barenys se interpretan a sí mismas llevando su vida hasta la parodia y el exceso vital, ansiosas por poder sentir algo, poniendo sobre la mesa buena parte de los debates que nos atraviesan y que todavía no sabemos encarar.


Entre el humor incómodo, el absurdo y el psicoanálisis más autoindulgente, la serie que transcurre en Barcelona se ha vendido como “una mezcla de Girls con el Kids de Harmony Korine”. En sus primeros cinco episodios ha analizado el consentimiento sexual (Sentirse deseada), la crisis de salud mental (Ansiedad, donde Eloy Fernández Porta hace un cameo como maestro químico de las microdosis), la necesidad constante de autorrepresentarse y diferenciarse en esta era (Ser un concepto, que nació de un meme de TikTok), la perversión del lenguaje terapéutico (Brilla Brillante) o qué hacemos las mujeres con ese deseo que ya no sabemos si nos complace a nosotras o está construido para amoldarse a la mirada de los demás (Fantasía).

En esta segunda tanda, el listón no está más bajo: aquí se pone a examen el mito del pobre imbécil y por qué a las mujeres se les inculca complacer a los demás (Odiar a los hombres), se refuerza esa ansia de placer y gratificación instantánea antes que afrontar la propia realidad (Volver a casa y Buscando after) o se exhiben las vergüenzas, silencios e hipocresías frente a la cultura de abusos en el cine español (Actos colectivos). Un episodio inspirado en casos reales y en los que se escuchan frases como “si fuera Penélope Cruz podría denunciar un abuso, pero soy una actriz joven y precaria, soy carne de cañón para los abusadores”, “podemos hacer un abanico para la alfombra roja y ponernos un lacito por las mujeres, pero todo esto, ¿de qué sirve?” o “no sé si quiero ser actriz, cantante o lo que sea, pero lo que sé es que no quiero tener que comerle la polla a nadie para descubrirlo”.

Belén Prieto, Miguel Ángel Blanca y Belén Barenys, creadores de ‘Autodefensa’.



Y todo se ha cocinado con diálogos elocuentes que no reniegan de la autoparodia o irritar al espectador, donde las mujeres se permiten y abrazan la posibilidad de ser cínicas y crueles, sintiéndose las más listas de la partida. Tramas que funcionan como cápsulas con su propia narrativa y estética, a veces sobreexpuesta y sucia para abrazar el caos, tal y como anhelan sus protagonistas.

Ni traumadas ni santas
“Me gusta mucho ver a gente hacer lo que le da la gana. Como cuando vas a un concierto y ves a gente que canta fatal, pero se lo está pasando genial. Ahí no hay error porque es algo genuino. Esto va sobre cagarla, sobre no demonizar el sexo o las drogas, sobre poder equivocarse”, defiende Berta Prieto sobre la esencia de este proyecto en una charla a tres, acompañada por el resto de creadores.

Allí aclaran que la serie nació después de que el director de Magaluf Ghost Town (2021) y cantante de Manos de Topo, Miguel Ángel Blanca, viese en Instagram un clip de unas vacaciones de Prieto y Barenys y se pusiese en contacto con ellas para desarrollar un proyecto. Y lo que empezó como Mamarrachas acabó siendo Autodefensa, donde Filmin ha dado toda libertad al metraje: aquí hay sexo crudo sin coreografiar, penes empalmados en primer plano o mujeres orinando en la calle de cara a la cámara. Algo difícil de encajar en otra plataforma e impensable en la televisión pública.

El objetivo, coinciden los creadores, es apostar por tramas en las que las mujeres no estén atadas al trauma para poder contarse. “Parece que solo tengo el derecho de explicar mi historia si me ha pasado algo muy fuerte. Si soy muy pobre, o si me han violado, o si tuve una infancia horrible. Da la impresión de que solo si he pasado esta penitencia como mujer, podré contar mi relato y así será válido”, destaca Prieto sobre el porqué de la actitud evasora y autocomplaciente de sus personajes. “Un tío no tiene por qué contar sus traumas, no tiene que pedir este permiso para contar su primera persona. ¿Por qué para mostrar mi punto de vista es más válido según el baremo de lo bien o lo mal que lo haya pasado en mi vida?”, añade.

Barenys, en una imagen promocional de ‘Autodefensa’.
Barenys, en una imagen promocional de ‘Autodefensa’.Kiku Piñol
Ni traumadas ni santas. En Autodefensa las mujeres reclaman su derecho a ser verdugos y no solo víctimas del patriarcado. “En la serie somos unas cabronas y somos malas personas, y eso es algo que no se suele ver en los personajes femeninos”, apunta Barenys. “Aquí hay mucha crítica social, pero nosotras nos ponemos como sujeto de esa crítica, evidenciado nuestras putas cagadas”, añade Prieto. Algo que Blanca confirma: “Belén y Berta han sido muy valientes. Normalmente, la gente no quiere exponer su mierda. Aquí todo el mundo hace sus películas y construye sus personajes para demostrar al mundo lo que ha aprendido de la vida y lo empático que es, pero en realidad nadie se expone y ellas lo han hecho”, defiende.

El poso espiritual
Sobre el poso religioso que acompaña a la serie (el personaje de Belén, que viene de una educación cristiana en las Teresianas de Barcelona, es el que más habla sobre ello en la primera tanda y en la segunda se plantea un episodio de cuatro minutos que es un Evangelio impartido por las dos), Blanca asegura que la búsqueda de espiritualidad fue uno de los temas clave a la hora de encarar la edición. “Yo soy de la generación que matamos todos los temas de religión, pero me he dado cuenta de que lo espiritual está de moda. No sé si es porque se ha normalizado el milagro de la tecnología o si está volviendo a otro tipo de espiritualidad más clásica, pero ha vuelto no solo a nivel espiritual, sino estético”.

Para Barenys, la idea es mostrar la influencia del cristianismo, pero sin reivindicarlo: “Yo he tenido una educación muy cristiana, tanto en mi casa, como en mi colegio, era mi entorno, eso me ha llevado a querer hacer todo lo contrario, a definirme en oposición a eso. Pero tampoco negar que forma parte de mí”, apunta. Y Prieto, que no fue a una escuela religiosa ni siente que le haya influido, es la más tajante al respecto: “Me da un poco de miedo este retorno cristiano, ahora parece que sea moderno ser religioso. Eso tiene mucho que ver con un pensamiento bastante de derechas y retrógrado. Hemos superado muchas cosas como para tener que volver ahí. Las mujeres no nos merecemos el sentimiento de culpa”, sentencia.

Berta Prieto

Belén Barenys

AMBAS

‘Autodefensa’, la serie más punki del año: «Lo más irreverente no es enseñar las tetas o cómo nos drogamos»
Berta Prieto y Belén Barenys son las creadoras y protagonistas de la dramedia revelación del año. Filmin estrena los cinco primeros capítulos de esta inmersión libre y descarada en la generación Z
‘Autodefensa’ con Berta Prieto, Belén Barenys y Miguel Ángel Blanca

Desnudas en ‘Auodefensa’ | Berta Prieto y Belén Barenys

Cuando Lena Dunham dijo en ‘Girls’ aquello de ‘creo que quizás soy la voz de mi generación’, los millennials arquearon la ceja intrigados por el retrato que aquella joven veinteañera iba a dibujar de su tiempo. Con el tiempo, y tras muchas críticas y ataques, la creadora sí demostró que tenía una mirada sobre una época y el estado de ánimo de la juventud tras el derrumbe económico de 2008. Unas cuantas crisis después y varias revoluciones, Berta Prieto y Belén Barenys no se arrogan el altavoz de ser la voz de los centenialls, pero sí reclaman su espacio para gritar y fumarse las preocupaciones de su generación. Ambas son las creadoras y protagonistas de ‘Autodefensa’, la nueva serie original de Filmin que se ha convertido en una de las revelaciones de la temporada. Junto a ellas está Miguel Ángel Blanca, guionista, creador y director de esta dramedia irreverente que quiere dinamitarlo todo.

La mezcla es curiosa. Berta Prieto es dramaturga y ha estrenado varias obras de teatro con su compañía, Belén Barenys, además de actriz, es cantante y compositora. El público la reconocerá por ser la prima y corista de Rigoberta Bandini. Y Miguel Ángel Blanca, 20 años mayor que ellas, tiene una filmografía a camino entre el documental y la ficción con títulos como ‘Magaluf Ghost Town’. Fue él quien, tras ver un vídeo de las dos amigas en Instagram, contactó con ellas para ver qué salía de ahí. «Miguel Ángel vio ese video y entonces nos propuso rodar un corto para un festival que se llama Miniput de aquí de Barcelona. Y entonces fue una tarde de rodaje y de improvisación, en realidad así nos conocimos, lo primero que hicimos fue rodar y como nos entendimos muy bien rodando, pues entonces a partir de ahí ya quedamos otro día en un bar y empezó la propuesta con la que hemos llegado hasta aquí», cuenta Barenys en conversación con la SER en Barcelona.

De esa primera toma de contacto, el director vio que eran capaces de transmitir una realidad brutal, de armar un análisis sin filtros de sus preocupaciones y de exponerse de una forma completamente libre. Ahí nació ‘Autodefensa’, que también es autoficción, una inmersión explosiva, divertida y también amarga en el sexo, las drogas, la salud mental y otros tantos melones de nuestro tiempo. Una juerga feminista llena de resacas con la que, dicen, no vienen a hacer amigos.

¿Esa forma de exposición es en la que creéis como creadoras?

Berta Prieto: Yo creo que sí, no tener miedo a exponerse creo que también pasa por tener un compromiso con lo que haces. Y creo que si quieres hacer algo artístico, algo cultural, tienes que estar comprometido. Si tienes el privilegio y eres tan afortunada como nosotras de tener una voz o de tener este espacio, como mínimo te comprometes hasta el final, y eso pasa por exponerse. Y eso pasa por poner en juego y hablar de cosas que sean importantes y que consideres que son importantes y urgentes de decir. Entonces creo que hay algo como de no tener pudor en general, que nos define mucho a Belén y a mí, y quizá a nuestra generación, pero creo que también es algo como muy particular de cada uno. Y después está la creencia de ir a fondo con las cosas, porque si no, no tienen ningún tipo de sentido.

Y lo de autodefensa es autoficción. Están vuestras experiencias, la realidad y la ficción, ¿cómo se mezcla todo y cómo empasta con los tres?

Berta Prieto: Claramente los personajes somos Belén y yo. Evidentemente es una parte de nuestra realidad. Como todo el mundo, tenemos mil caras, pero en ningún momento nos hemos planteado qué es lo que queremos enseñar y qué es lo que no, tampoco nos hemos intentado proteger de nada.

Miguel Ángel Blanca: Había momentos en los que estábamos escribiendo el guión, porque por mucha improvisación que haya y mucha locura y mucha frescura, eso está escrito y hay horas y horas de terapia- guión, escribiendo lo que ellas querían explicar con mi ayuda y con mi experiencia ¿Cómo podemos poner esto en un guión y estructurarlo y tal? Pero todo son las preocupaciones que ellas tenían. Hay un trabajo, no son dos chicas solo haciendo el idiota de ocio, sino que había temas como qué significa ser buena o mala feminista, el abuso de poder en el audiovisual, la cultura de la cancelación, eran como todos estos temas que están sobre la mesa, pero que todo el mundo los trata o los aborda desde un tema muy pulidito. Berta y Belén, con sus personajes, dinamitan esas líneas y hablan de cosas que en las fases de guión yo les decía, ¿estáis seguras de que esto lo queréis hablar así?

Berta Prieto: Es que yo creo que también está relacionado con lo de la intimidad y con lo de exponerse. Belén y yo podemos caer muy mal o muy bien o da igual, pero la gracia es ser honestas con lo que nosotras pensamos. Entonces hay muchas cosas que se tratan en la serie, sobre todo desde el punto de vista de ciertos temas, que no son políticamente correctas. Y a mí eso es lo que me parece interesante, ¿sabes? No pretendo justificarme, no pretendo quedar como una buena persona o no pretendo que me quieran. Si mi opinión es polémica y está puesta al servicio de contar esto y es importante, pues la vamos a exponer.

No hemos venido aquí a hacer amigos.

Exacto. Eso es

Quizás llevamos unos años pendientes de lo políticamente correcto y a lo mejor ha llegado el momento darle la vuelta. Y es vuestra generación la que lo está haciendo.

Belén Bareyns: Al final es como la manera que hay de avanzar. Lo que ahora es políticamente correcto hace unos años tuvo que luchar siendo un discurso rompedor e incómodo, y ahora ya se ha establecido. Entonces, una vez establecido, pues proponemos nuevos discursos incómodos que a lo mejor de aquí a diez años serán lo políticamente correcto y tendrá que venir alguien detrás a romperlo. Simplemente es el dinamismo de cómo funcionan estas cosas.

Desnudas en ‘Auodefensa’ | Berta Prieto y Belén Barenys

Bajo la etiqueta de descarada o explosiva que le podemos poner a la serie, hay una carga política y una profundidad enorme. La primera, por ejemplo, es que para vosotras el cuerpo es un sujeto político, la forma de mostraros ya es un mensaje sin tener que verbalizarlo

Berta Prieto: Sí, absolutamente. O sea, tampoco hemos sido muy conscientes de esto a la hora de crearlo, pero es evidente que está ahí, que el cuerpo es un sujeto político y eso tiene que ver con lo que decíamos antes también de implicarse, de poner el cuerpo en ese sentido. Y para mí lo más descarado, lo más irreverente, no es enseñar las tetas o enseñar cómo nos drogamos. Es poner sobre la mesa ciertos puntos de vista sobre ciertos discursos que incomodan. No presentamos la serie como una tesis definida que va a gustar a todo el mundo y que vamos a decir lo que todo el mundo quiere oír para que salgamos del cine, nos aplaudamos todos y salgamos de casa muy contentos viendo lo buenas personas que somos todos. Para mí eso es lo más guay.

También en la serie indudablemente están presentes las propias contradicciones de vuestra generación

Miguel Ángel Blanca: Es que eso es lo que siempre hablamos, estamos pasando un momento en el cine en el que parece que todos los personajes hayan ido a terapia y, una vez lo tenga todo bajo control, sepa quién soy, de dónde vengo y a quién no puedo hacer daño, hago la serie. Esta serie justamente parte del no sabemos, no sabemos lo que nos está pasando, sabemos que hay algo y necesitamos ese espacio y poder dinamitarlo para poner esos temas sobre la mes. En ese sentido, es una serie muy política, la política está implícita, no es una serie que es un pasquín donde soy la más feminista del barrio. Es evidente que es una cosa muy, muy política. Es de las cosas más políticas que he hecho en mi filmografía, sin duda.

Pero confiando también en un espectador que sepa leer algo más que un tuit, por ejemplo

Míguel Ángel Blanca: Muchas veces pasa lo que tú decías ahora Berta, de que va a haber gente a la que le va a parecer horrible la serie, que van a decir, ostras que mal me caen, pero a medida que avanza van a decir, ostras que mal me caen, pero esto que tienen estos personajes me hace dudar. Hay mucho de mí en el espectador. Yo creo que el espectador va a ver reflejado una serie de comportamientos que están dentro de ellos y que es muy complicado por esta situación en la que estamos de empatía total, constante, de que aparezcan en una serie.

La serie también tiene un regusto amargo. No son dos chicas solo de fiesta, sino que que hay problemas generacionales y que afectan a casi todo el mundo. Está la ansiedad, está el consumo de fármacos para dormir o para sobrevivir al día siguiente, la angustia… Toca muchos de los temas que nos están interpelando a varias generaciones de algún modo. En la serie también se respira la precariedad que nos afecta a todos sin un discurso victimista ni subrayado

Berta Prieto: En ningún momento hemos tenido la inquietud de abanderarnos de ningún discurso de precariedad juvenil o de precariedad en general. Porque, a pesar de que evidentemente convivimos con la precariedad como jóvenes, somos unas chicas de clase media con una familia detrás que, en un momento dado, nos puede echar una mano. Entonces como que no somos nadie para hablar de este tema. Y también da mucho palo, tengo la sensación de que muchas veces cuando se habla de precariedad es como para lloriquear un poco. Me estoy metiendo en un jardín, creo, pero mucha gente habla de precariedad juvenil desde puntos de vista súper privilegiados, como si la precariedad juvenil en sí fuera un tema. Y la precariedad juvenil no es un tema en sí, es un contexto afectado por muchas cosas y atravesado por muchos motivos. Entonces, evidentemente la precariedad está ahí, pero la serie nunca ha querido ser un alegato.

Miguel Ángel Blanca: No se lanzan desde el victimismo, que yo creo que es importante, ¿no?

Belén Barenys: Una de las cosas buenas de la serie es que no quiere lanzar ninguna historia de superación. El drama está presente, pero por debajo, como tú dices, no se relata ni se resalta, sino que es como un personaje más que está ahí de fondo. Se entremezcla con muchas otras cosas y con humor. Al final en la vida también es así. Quiero decir, el drama muchas veces tiene el mismo peso que el humor, creo que lo hemos sabido expresar bien esto en la serie.

Berta Prieto: Sí, incluso también cuando hablamos de la ansiedad, por ejemplo, nunca queremos representarnos a través del victimismo. En ese capítulo hay una frase que sale en el trailer que es ‘¿quién te crees que eres el puto Jordi Évole?’ Esto viene de que vimos un Salvados que hizo Jordi Évole sobre la ansiedad que nos pareció horrible, es que nos pareció asqueroso porque realmente lo que hace en ese programa es exponer ahí a ciertas personas a generar un drama inmenso y una victimización sobre la ansiedad y sobre el problema que tenemos. Pero no presenta ninguna solución, a mí me parece horrible porque es como todo el rato ir a buscar el morbo de las cosas, ir a buscar el morbo de la ansiedad, de la precariedad, de los abusos, el morbo de todo eso. Y ahí es donde está la victimización. Por eso la frase de Jordi Évole y por eso también quisimos que ese capítulo, por ejemplo, tuviera un formato más documental o con más entrevistas porque sí que se puede hacer desde el documental y desde diferentes testimonios, pero no desde la victimización. Porque cuando te victimizas estás creando como un papel súper pasivo ante las cosas y no estás proponiendo ninguna solución.

Miguel Ángel Blanca: En estos programas están los puntos de vista siempre de gente que no ha vivido en primera persona. En esta serie por fin son dos chicas que escriben desde lo que saben y que no tiene que ser todo tan dramático. Tienen otras herramientas para salir de esto que no pasan, como dice Berta, por la victimización. Y para mí el valor es que por fin se escribe una serie de jóvenes desde los jóvenes, estamos cansados de ver series escritas por señores de 70 años. Por favor, basta ya. No sé a quién representan. Estás curando tus heridas de cuando vivías en los 70.

Eso se nota mucho en la cámara, en la mirada a los cuerpos, respecto a otro tipo de series

Miguel Ángel Blanca: Yo también tuve que hacer mi trabajo para meterme en esta generación y entenderlas a ellas. Había cosas que yo no estaba nada de acuerdo y al final las entendí. Es un proceso para mí muy rico y una de esas cosas era cómo queríamos enseñar la intimidad. Es una cosa que hablábamos mucho con Berta y Belén, cómo grabamos esto o lo otro. Le poníamos referentes de cámara y tal, y al final una de las cosas de la que estamos muy orgullosos es cómo esa cámara pivota con ellas, que es como un invitado más a esta fiesta a la que nos han invitado con sus amigos. Los extras que salen son sus amigos reales, son sus localizaciones reales, o sea, es todo absolutamente real. Evidentemente hay cosas ficcionadas, hay actores, pero todo el estado de ánimo que se proyecta en la serie se basa en esta idea más de documental, que es de alguna forma de donde yo vengo.

Hay un concepto de inmersión en vuestro universo sin una cámara voyeur

Berta Prieto: Claro, yo también estoy orgullosa de la manera en que hemos hecho esta serie y en cómo hemos rodado la intimidad. Por ejemplo, las escenas de desnudos. En las escenas de sexo evidentemente estaba muy hablado y estaba muy pactado adónde queríamos llegar, hasta dónde no, pero nunca se ha hablado desde un sitio, desde una mesa de trabajo, de hasta dónde quieres llegar tú, como si el cuerpo fuera algo que no se puede tocar, que no se puede exponer, como si mi cuerpo fuera algo sagrado, que si enseño una teta me voy a traumatizar, ¿sabes? Y es como yo lo vivo. Y entiendo que hay muchas mujeres que no se sentirán cómodas y ha habido experiencias horribles que para nada comparto. Al final siempre era como desde un punto súper lúdico y desde el equipo, esto a lo mejor suena muy cursi, pero también desde la amistad. Desde la confianza de saber que Jordi Díaz era mi amigo y que siempre iría a mi favor, que Miguel Ángel es mi amigo e irá a mi favor y que estamos haciendo esto pasándonoslo bien. A mí me parece muy esperanzador que hayamos podido rodar una escena de sexo, que vino un actor y fue una tarde súper divertida, que lo hablamos sin tabúes y llegamos súper lejos porque estábamos cómodos sin haber hecho un consejo de ministros de cómo rodar esa escena de sexo.

Miguel Ángel Blanca: En esa escena yo me acuerdo que iba con miedo. Yo nunca había rodado una escena de sexo tan explícita. Y entonces iba un poco con el a ver cómo sucede esto. Y fue suave, tan ligero, tan bonito. Cortamos, lo volvemos a hacer. Es uno de los aprendizajes que me llevo como cineasta, cómo abordar los cuerpos y el sexo.

«Teníamos como muchas ganas de que se nos viera el chocho peludo»

— Belén Barenys
Belén Barenys: Para mí algo muy representativo, que es como anecdótico durante el rodaje, es que acabamos empleando un término que era el plano-coño. Berta y yo teníamos muchas ganas, porque la ficción, con la mirada sobre los cuerpos, no sentimos que nos represente. No se ven muchas ingles con pelos y entonces teníamos como muchas ganas de que se nos viera como el chocho peludo. Entonces llevábamos todo el rodaje, como veis, de plano-coño, plano-coño, como pidiendo esos planos para visibilizar esto y porque nos hacía risa.

Hemos hablado de que huye de cualquier victimización y también creo que huye de eso del empoderamiento. Eso está integrado de forma orgánica en vuestras vidas

Berta Prieto: El concepto de empoderamiento me da un palo que me muero porque, o sea que si yo me tengo que empoderar, me estás diciendo que no tengo poder. Entonces da mucho palo porque es como que te están dando permiso para empoderarte, que te están dando permiso para hacer algo. Tampoco queríamos enseñar a unas mujeres empoderadas, es que no sé si somos unas mujeres empoderadas, pero sería otro estado.

¿Y además qué es eso de una mujer empoderada?

No totalmente, pero que sería otro statement. Sería como otra cosa. Me da mucho palo cuando presentan una serie como de, y aquí vemos cómo esta mujer empoderada, o sea, una mujer empoderada no es un tema, ¿sabes?

Miguel Ángel Blanca: En esto del empoderamiento hay un episodio en que no sabemos cómo empoderarnos bien, cómo tenemos que hacer. Es el episodio de abuso de poder, que para mí es uno de los más polémicos que hay, porque habla del abuso en la industria audiovisual española y se habla de una forma súper directa. Hay un momento que vosotras estáis hablando de cómo abordar esto. Ya no es que seamos súper empoderadas, que sepamos cómo hacerlo, o seamos las reinas del mundo, sino de que necesitamos abrir este espacio porque aún no lo estamos y no sabemos cómo estarlo. Pero después hay otros conceptos también, siempre nos da mucho palo que sean como el statement de la serie, los cuidados

Berta Prieto: Buah. Qué asco

Miguel Ángel Blanca: La sororidad. Es evidente que hay unos cuidados muy fuertes en el episodio de la ansiedad, pero no es una vez más desde el lugar claro, la cuidas después de ver una escena donde machacas a una chica que te intenta ayudar, ¿no? Qué confusión hay, ¿no? Necesitamos esta confusión para que sea nuestro espacio de análisis.

Berta Prieto: Necesitamos dejar de santificarnos, o sea, dejar de que por ser tías jóvenes tenemos que ser un ángel. Pues la verdad que no lo soy, me equivoco muchísimo. Y ese tema de los cuidados y tal que desde el feminismo se habla mucho, a mí me da un asco que me cago porque como tía se me está exigiendo ser bondadosa todo el rato, ser cuidadosa, ser sutil y es algo que yo no soy. Pero eso no quiere decir que yo no sepa cuidar, porque creo que la amistad, y se ve muchísimo en esta serie, es una forma de cuidado brutal y la amistad pasa por una lealtad, la amistad pasa por un compromiso, la amistad pasa por aceptar cosas del otro que quizás no te gustan y esos son cuidados, ¿sabes? A mí eso me parece mucho más militancia que ir predicando por ahí las curas que tenemos que tener, hablando con términos que nadie entiende.

Belén Barenys: Para mí el problema también de este término del empoderamiento femenino es que acota lo femenino. Entonces al final acaba siendo tramposo, a través de estas herramientas de lo que es lo femenino, tú te empoderas. Y entonces yo creo que una de las cosas buenas de la serie es que intentamos dinamitar mucho ese límite entre lo femenino y lo masculino a todos los niveles.

Y por último, Miguel Ángel, quería hablar del tono y de la libertad para para poder jugar en cada capítulo con la duración, con el registro, con la luz, con el tono documental, con una foto mucho más cuidada, con los tiempos. Casi como una generación como la vuestra puede consumir un vídeo de cuatro minutos o un vídeo de 15 si le interesa.

Bueno, todo esto pasa por el diseño de producción que teníamos. Hay una frase que yo siempre digo, que el equipo de rodaje tiene que caber en un coche y nos podemos dar la libertad ahí de arriba a abajo, sin tener que tener grúas, sin tener que tener 50.000 focos. O sea, esta libertad yo creo que es la que nos ha dado el poder de repente cambiar los planes a última hora. Había un día, por ejemplo, que Belén no podía rodar por su embarazo. Estaba embarazada durante la serie y sencillamente decíamos, si no puede rodar Belén, paramos y la haremos otro día, a ver qué podemos hacer. Pero no es aquello de una cosa rígida, de un plan de rodaje, plano, corto, acción. Hay cosas que se basan en esto también. Yo creo que pasa por esta cosa de la amistad y de entender qué le está pasando constantemente a las actrices, sobre todo cuando estamos hablando de la autoficción. Es una cosa que tienes que vigilar también hasta qué punto puedes exponerte.