Amigos hasta la muerte fue una obra de teatro con anterioridad, en la que la película aporta como mejoría, los planos de Orense, de Santiago de Compostela o del Camino de Santiago, pero aunque tiene sus mismos actores del teatro ahora llevándolo al cine, Veiga, el que mejor está, Hazas y a Fele Martínez, que hace un cameo como camarero, le sustituye Ochmann que acaba siendo el más flojito de los tres.
Dos amigos de toda la vida, cortan su amistad después de que uno de ellos se enrolle con la mujer del otro, también amiga del colegio. Después de tres años sin verse, se plantea la reconciliación forzosa porque el «amante» tiene una enfermedad terminal. Entre el rencor y el despecho alternado con el perdón y la compasión, aderezado de amor de pareja, de amistad y de intentar cobrarse viejas deudas emocionales.
Comedia flojita presentada en el Festival de Málaga.
Lo mejor, los paisajes de Orense, incluidas las termas, los puentes sobre el Miño y las calles de piedra, con lluvia y sin lluvia.
*Dos hombres con un mismo destino
Aparte de una canción de David Bustamante y Álex Casademunt, el título hace referencia al conflicto que nos presenta este largometraje. Suso y Nacho son amigos desde la etapa universitaria, conocieron a la vez a María, pero ella se decantó por el primero pese a tener ciertos sentimientos hacia Nacho.
Una historia que se teje con el hilo del humor, y que guarda un mensaje sobre el destino. El poder de elección para decantarse por uno de los dos, aunque esta decisión ya estaba condicionada por las circunstancias e hizo que, en un momento dado, las tornas cambiaran. El destino no se elige, se sortea. Estos tres amigos juegan a decidir, pero los obstáculos les obligan a cambiar de rumbo.
El detonante del conflicto es una enfermedad, uno de ellos parece que no vivirá mucho más tiempo y esta será la excusa perfecta para que Suso y Nacho se reconcilien. En este punto, aparte del destino ya mencionado, entra el dilema con el perdón. ¿Pesa más el dolor por la decepción o el amor y la amistad? Carece de sentido el rencor cuando la otra persona dejará de existir en poco tiempo, más todavía si los buenos recuerdos creados juntos pesan más que los malos.
En el marco de estos mensajes, se desarrolla Amigos hasta la muerte. Sin embargo, su tendencia a la comedia y la simpleza de los diálogos logran que no se convierta en un drama moralista y se pueda servir como una comedia romántica con cierto trasfondo existencialista.
*Siempre se sale a flote
Amigos hasta la muerte, durante su primera parte, se estanca por momentos y solo las notas de humor consiguen proporcionarle cierta agilidad. En este punto, sobresale Javier Veiga con su capacidad ironizar y bañar de comicidad a su gestualidad. Sin embargo, Marta Hazas parece inexpresiva en algunos instantes y Nacho, el personaje de Mauricio Ochmann, se queda en la superficialidad sin dejar destacar al actor.
Cuando la historia presenta su primer giro de guion, el trío comienza a brillar, el humor se torna menos absurdo y llegan los tintes dramáticos. El drama, aunque lacrimógeno, está cargado de frases esperanzadoras, sin llegar al positivismo ridículo de carpeta de instituto. El personaje de Hazas se vuelve luminoso y, lejos de la pena, envía un mensaje vitalista.
*All you need is Galicia
Al margen del trío amoroso, Galicia, concretamente Ourense, es otro protagonista de esta película. El trabajo de montaje y fotografía deja unas panorámicas del paisaje glauco y bucólico que envuelve esta historia. Por momentos, se asemeja a un spot publicitario de turismo de la Xunta de Galicia.
No solo Ourense y sus rincones, bien escogidos, nos deleitan. También, se deja ver Santiago de Compostela. Se muestra una ciudad con todos sus símbolos y estereotipos: la lluvia, la tuna universitaria, su Plaza del Obradoiro, su catedral y, por supuesto, el camino de Santiago.
De hecho, el camino de Santiago de María (Marta Hazas), visto desde una perspectiva más espiritual que religiosa, será el que sirva de hilo conductor entre la historia pasada y el momento presente.
*Conclusiones
Amigos hasta la muerte es una película sencilla, efectista y con ingredientes potenciales. La combinación de comedia y drama dentro de un conflicto entre amigos da como resultado un producto redondo: tímidas sonrisas durante su desarrollo, alguna lágrima de cara al final y mensaje positivo en su cierre.
Las sensaciones siempre varían según el espectador, pero a pesar de su simpleza, no es una película que, por lo general, olvides nada más salir de la sala. La reflexión permanece durante un tiempo, cuando se procesa su trasfondo. Parece que el destino (o como lo queramos llamar) es inevitable; sin embargo, la manera en la que jugamos con ese destino la escogemos nosotros.