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El legado pionero del Atari CX-42: la revolución del primer mando inalámbrico

Hace cuatro décadas, en el corazón de una era que marcaba el despegue de los videojuegos domésticos, surgió un artefacto visionario: el Atari CX-42, el primer mando inalámbrico para consolas. Un prodigio tecnológico que, aunque hoy pueda parecer rudimentario, allanó el camino hacia la libertad de movimiento que disfrutamos actualmente. Más que un simple accesorio, este mando simbolizó una audaz apuesta por redefinir la interacción entre jugador y consola.

Atari y la génesis del juego inalámbrico

La Atari 2600, o Atari VCS en sus primeros años, es recordada como la matriarca de las consolas modernas. Su diseño marcó un hito al popularizar el uso de cartuchos intercambiables y catapultar el arcade al salón de casa. Este éxito fue acompañado por su icónico joystick: un dispositivo minimalista con un único botón de acción que definió la estética y funcionalidad de los controles de la época.

En 1983, cuando el mercado de videojuegos oscilaba entre la euforia y la incertidumbre, Atari decidió ir un paso más allá. En colaboración con Cynex, lanzó el CX-42, un mando inalámbrico que rompía con las cadenas físicas del cableado tradicional. Este innovador control, que operaba mediante radiofrecuencia en el rango de 49,83 a 49,89 MHz, ofrecía a los jugadores una experiencia inédita: moverse sin restricciones por primera vez en la historia del gaming.

El diseño: pragmatismo y visión futurista

El CX-42 era tan audaz como ingenioso. Cada mando contaba con una batería de 9 voltios y una antena telescópica, una solución que, aunque primitiva en comparación con el actual Bluetooth, era revolucionaria para su tiempo. Su paquete incluía dos controles —izquierdo y derecho— y una base receptora, un guiño a la sofisticación técnica que Atari buscaba incorporar en la experiencia del jugador.

Esta combinación de elementos no solo ofrecía funcionalidad, sino también practicidad. Las antenas, aunque voluminosas, podían retraerse para facilitar el almacenamiento, un detalle que subrayaba el compromiso de Cynex y Atari con el diseño orientado al usuario.

Un artefacto atemporal

El tiempo no ha empañado el prestigio del CX-42. Hoy, los coleccionistas pueden encontrar unidades originales en plataformas como Amazon y eBay, con precios que rondan los 30 dólares. Sin embargo, Atari, siempre fiel a su espíritu innovador, ha reimaginado este clásico con una versión moderna que conserva su diseño retro, pero incorpora mejoras significativas.

La actualización incluye una batería recargable a través de USB-C y compatibilidad con sistemas contemporáneos, además de las consolas Atari originales, gracias a un adaptador DB9. Este rediseño no solo honra su legado, sino que también lo proyecta hacia un público nuevo, demostrando que incluso las reliquias tecnológicas pueden evolucionar sin perder su esencia.

La huella indeleble del CX-42

Aunque hoy damos por sentada la libertad de jugar sin cables, fue el Atari CX-42 quien primero soñó con esta posibilidad. Su existencia, fruto de una época de experimentación y audacia, refleja cómo los videojuegos siempre han sido un terreno fértil para la imaginación y la innovación.

El CX-42 no es solo un mando; es un testimonio tangible de cómo la tecnología puede anticiparse a las necesidades y deseos de las futuras generaciones de jugadores. Un verdadero emblema de lo que significa desafiar los límites, incluso cuando las herramientas disponibles eran apenas las suficientes para abrir camino.