El escándalo cinematográfico detrás de una escena icónica: desnudo, deseo, manipulación y el mito de Instinto Básico
El mito erótico de Instinto Básico
El escándalo cinematográfico detrás de una escena icónica: deseo, manipulación y el mito de Instinto Básico
Algunas imágenes trascienden el cine y se convierten en parte del imaginario colectivo. Pocas han alcanzado el estatus de fetiche visual como aquella escena de Instinto Básico (Paul Verhoeven, 1992) en la que Catherine Tramell, el personaje interpretado por Sharon Stone, cruza las piernas en un interrogatorio, revelando que no lleva ropa interior. Aquel instante, convertido en uno de los momentos más pausados de la historia del VHS y posteriormente del DVD y Blu-ray, sigue generando controversia décadas después de su estreno.

Lo que a simple vista parece una calculada provocación erótica es, en realidad, un episodio envuelto en polémica y versiones contradictorias. En sus memorias, Sharon Stone aseguró que no era consciente de que su anatomía quedaría expuesta en la escena, alegando que Paul Verhoeven la convenció de quitarse la ropa interior bajo el pretexto de que su vestido blanco reflejaba demasiada luz y arruinaba la toma. No obstante, la actriz afirma que nunca fue informada de que su desnudez quedaría registrada en pantalla, describiendo el resultado final como un “plano vaginal”. El mito erótico de Instinto Básico
La reacción de Stone al ver el primer montaje de la película fue contundente: según los testimonios, abofeteó a Verhoeven en plena sala de edición. Posteriormente, tras consultar con su abogado, consideró la posibilidad de emprender acciones legales contra el director y el estudio. Sin embargo, la actriz decidió finalmente no demandar y permitir que la escena permaneciera en el metraje. “Elegí dejar la escena en la película. ¿Por qué? Porque era lo correcto para la historia y para el personaje, y porque, al final, fui yo quien lo hizo”, escribió en sus memorias.

Verhoeven, por su parte, ha desestimado la versión de Stone, calificando de “imposible” que la actriz no supiera lo que se estaba filmando. Independientemente de cuál sea la verdad detrás de la secuencia, lo cierto es que esta escena se ha convertido en el símbolo indeleble de Instinto Básico, eclipsando en muchos casos el resto del filme.
Más allá de la controversia, la película consolidó el estatus de Sharon Stone como un ícono erótico del cine de los noventa y marcó un antes y un después en la representación de la femme fatale en la gran pantalla. La escena en cuestión, entre el erotismo y la transgresión, sigue generando debates sobre el consentimiento en el cine, el poder de la imagen y los límites entre la provocación artística y la manipulación detrás de las cámaras.



