Hedy Lamarr: el primer orgasmo del cine y el legado de una mente prodigiosa

Hedy Lamarr: el primer orgasmo del cine y el legado de una mente prodigiosa

ā€œCualquier chica puede ser glamourosa. Lo Ćŗnico que tienes que hacer es quedarte quieta y parecer estĆŗpida.ā€ Estas palabras, irĆ³nicas y cargadas de ingenio, pertenecen a Hedwig Eva Maria Kiesler (Viena, 1914), mejor conocida como Hedy Lamarr, una de las figuras mĆ”s enigmĆ”ticas del siglo XX. Actriz, inventora, espĆ­a y mito cinematogrĆ”fico, su vida es el reflejo de una Ć©poca en la que belleza e inteligencia parecĆ­an caminos opuestos.

Nacida en el seno de una familia acomodada, hija de una pianista y un banquero, su talento precoz la llevĆ³ a ser considerada superdotada desde niƱa. A los 16 aƱos iniciĆ³ estudios de ingenierĆ­a, pero la fascinaciĆ³n por el sĆ©ptimo arte la llevĆ³ a abandonar la academia en favor de los escenarios.

Uno de sus primeros papeles en el cine la catapultĆ³ a la historia. Ɖxtasis (Gustav MachatĆ½, 1933) la convirtiĆ³ en la primera mujer en aparecer completamente desnuda en una pelĆ­cula comercial, ademĆ”s de ser la primera en representar un orgasmo en pantalla. La transgresiĆ³n le otorgĆ³ inmortalidad, pero tambiĆ©n consecuencias inesperadas. Friedrich Mandl, magnate de la industria armamentĆ­stica y simpatizante de Hitler, quedĆ³ fascinado por la pelĆ­cula y concertĆ³ con los padres de la joven, paradĆ³jicamente judĆ­os, un matrimonio de conveniencia.

Durante cinco aƱos, Hedy viviĆ³ bajo el yugo de un esposo posesivo que la recluyĆ³ en su mansiĆ³n, le prohibiĆ³ actuar y tratĆ³ de eliminar toda copia existente de Ɖxtasis. Sin embargo, en ese cautiverio perfeccionĆ³ su formaciĆ³n en ingenierĆ­a, hasta que en 1937 logrĆ³ escapar disfrazada de criada. VendiĆ³ sus joyas y, tras una travesĆ­a hacia Estados Unidos, fue descubierta por el legendario productor Louis B. Mayer, quien la rebautizĆ³ como Hedy Lamarr en honor a la actriz Barbara La Marr.

En Hollywood participĆ³ en mĆ”s de treinta pelĆ­culas, dirigida por cineastas de la talla de King Vidor (Cenizas de amor, 1941), Victor Fleming (La vida es asĆ­, 1942) y Jacques Tourneur (Noche en el alma, 1944). CompartiĆ³ pantalla con figuras como Clark Gable, Lana Turner y Spencer Tracy, pero nunca alcanzĆ³ el estrellato absoluto, en parte por su falta de acierto al elegir papeles. RechazĆ³ personajes icĆ³nicos como los de Luz que agoniza y Casablanca, los cuales consolidaron la carrera de Ingrid Bergman.

ZUVKYMNDVR3WPRZV3URWKDK7PA-1024x576 Hedy Lamarr: el primer orgasmo del cine y el legado de una mente prodigiosa

No obstante, su verdadero talento brillaba fuera de los estudios de cine. Apasionada de la invenciĆ³n, en sus ratos libres se dedicaba a diseƱar ingenios mecĆ”nicos en lugar de frecuentar las fiestas de la industria. CreĆ³ desde una pastilla efervescente para bebidas hasta una tĆ©cnica de estiramiento facial, pero su legado mĆ”s trascendental fue un sistema de comunicaciones secretas que sentarĆ­a las bases del Bluetooth y el WiFi.

En 1949 alcanzĆ³ la cumbre de su carrera con SansĆ³n y Dalila, de Cecil B. DeMille, pero la implacable maquinaria de Hollywood la descartĆ³ en cuanto su juventud comenzĆ³ a desvanecerse. En 1958 se retirĆ³ del cine para dedicarse a otros intereses, que incluyeron la pintura, el espionaje e incluso la cleptomanĆ­a.

FalleciĆ³ en el aƱo 2000 en Orlando. Aunque nunca ganĆ³ un Oscar, la Electronic Frontier Foundation le concediĆ³ un premio pĆ³stumo por su revolucionaria contribuciĆ³n a las telecomunicaciones. Hoy, su legado no solo pervive en la historia del cine, sino en cada conexiĆ³n inalĆ”mbrica que permite al mundo comunicarse sin cables.