John Carpenter’s Toxic Commando: el regreso a una era donde la oscuridad tenía banda sonora de sintetizador
Hubo un tiempo, en los años ochenta, en que el miedo tenía neón y sintetizador. Era la era de John Carpenter, el demiurgo que nos regaló La noche de Halloween y nos arrastró al hielo paranoico de La cosa. Sus películas no eran simples relatos: eran atmósferas, pulsaciones sonoras, mundos donde la oscuridad se volvía tangible y el héroe, siempre un poco cínico y condenado, se erigía contra fuerzas cósmicas más grandes que él.
Ese tiempo parece regresar, aunque no en celuloide, sino en píxeles. John Carpenter’s Toxic Commando asoma como un homenaje jugable a esa mitología de la serie B que Carpenter elevó a culto. El nuevo tráiler, recién presentado, no es solo la promoción de un videojuego: es una cápsula del tiempo, una evocación a la era en que los horrores sobrenaturales se mezclaban con camiones oxidados, armas improvisadas y un sentido del humor que funcionaba como último refugio.
La historia parece salida de una noche en vela de los ochenta: un experimento fallido con la energía del núcleo terrestre libera a una deidad tóxica, corruptora, viscosa como una pesadilla de Lovecraft pasada por un filtro de VHS. La tierra se pudre, los vivos mutan en engendros, y en medio del caos, solo queda la opción Carpenteriana por excelencia: un grupo de mercenarios inadaptados, desaliñados y casi de saldo, que deberán salvar el mundo con más agallas que recursos. Son los Comandos Tóxicos: héroes de segunda mano para una catástrofe de primera magnitud.
El jugador podrá encarnarlos, subirse a vehículos herrumbrosos y abrir fuego contra hordas de horrores mientras la pantalla se convierte en un carnaval de explosiones, granadas, tajos de katana y litros de humor corrosivo. Es, en el fondo, un regreso a esa iconografía que Carpenter patentó: la mezcla perfecta de terror cósmico y acción macarra, de monstruos imposibles y camaradería masculina bajo la amenaza del fin del mundo.
Lo dicen sus creadores y no mienten: este juego es una carta de amor a los fans de aquellas películas de acción y terror ochenteras que definieron una época. Porque John Carpenter’s Toxic Commando no es solo un título nuevo en el horizonte: es la resurrección de un espíritu fílmico que parecía enterrado, y que ahora, en formato videojuego, nos recuerda que la oscuridad siempre brilla más cuando lleva el nombre de Carpenter.