La actriz Glenn Close desnuda a sus 78 años en su nueva película: The Summer Book
La eterna protagonista de Atracción fatal vuelve a desafiar límites interpretativos persiguiendo su novena nominación al Oscar con The Summer Book, adaptación de la obra de Tove Jansson. La legendaria escritora finlandesa, madre de los entrañables Mumin creados en 1945, tejió en sus páginas el frío escandinavo, el humor melancólico y una ternura que Close recoge con mano maestra. Aquí encarna simplemente a “la abuela”, guía emocional de su nieta durante un verano marcado por la ausencia materna y el desconsuelo de un padre incapaz de recomponerse.
“Ahora tengo un nieto pequeño —casi siete meses— y soy muy consciente de mi papel como abuela”, confesó Close a la asociación AARP. “Estoy muy orgullosa de ello y adoro pasar tiempo con él”. Su experiencia personal tiñe cada gesto del personaje, rodado en una isla serena del golfo de Finlandia donde la directora ha preferido la poesía de lo cotidiano al artificio del melodrama. “No es una película sobre gente hablando sin parar de sus sentimientos —apunta la actriz—. Es sobre el día a día, sobre cómo la vida sigue y cómo podemos amar. Sobre la conexión familiar y la fuerza que pasa de una generación a otra”.

Lo que más titulares ha acaparado es su decisión voluntaria de desnudarse en una escena, una apuesta por la autenticidad: “Fue idea mía”, reveló a Movies for Grownups. “Pensé que era algo que mi personaje haría cuando nadie la ve. En Finlandia, la desnudez es mucho más natural que para nosotros. No quería volver a vestirme. Se sentía muy bien”. Con esa franqueza, Close no solo se despoja del vestuario, sino también de cualquier prejuicio, entregándose por completo al alma del papel.
No es terreno nuevo para ella: ya en Reencuentro y, sobre todo, en Atracción fatal, abrazó papeles que exigían vulnerabilidad y riesgo. “Creo que fue la primera vez que la gente descubrió que podía ser sexy”, recordó entre risas. Ocho nominaciones al Oscar la han rozado sin otorgarle todavía la estatuilla. Tal vez esta vez, en la novena, la academia decida que Glenn Close —desnuda de miedos, vestida solo con su verdad— merece, por fin, el oro.