Lords of the Rings 2: entre tinieblas sin alma, un anillo volvió a brillar

La Gamescom ONL 2025 Full Show se convirtió en un desfile interminable de tinieblas sin misterio. Una procesión de clones estéticos, todos en deuda con la escuela sombría inaugurada por Dark Souls y canonizada por Elden Ring. Pero lo que en aquellos clásicos era poética de la penumbra y liturgia de lo trágico, en sus imitadores se ha vuelto fórmula gastada: mundos grises, personajes desencarnados, atmósferas saturadas de sombras que ya no esconden misterio, sino vacío. Era un océano oscuro… pero sin profundidad.

Y de pronto, apareció Lords of the Rings 2.

Captura-de-pantalla_20-8-2025_84634_www.youtube.com_-1024x483 Lords of the Rings 2: entre tinieblas sin alma, un anillo volvió a brillar

Lo que podría haber sido otra caída en el abismo de la oscuridad anodina se reveló como un acto de alquimia visual. Su diseño no se limitó a cubrirlo todo de negrura: hizo de la sombra un lienzo, de la penumbra un prisma. Cada rincón parecía construido para que la oscuridad brillara, para que del negro emergiera el oro, la plata, el fuego y el reflejo. Donde otros estudios entienden lo sombrío como ausencia, aquí se comprendió lo oscuro como matriz fértil, capaz de parir resplandores.

Captura-de-pantalla_20-8-2025_84617_www.youtube.com_-1024x466 Lords of the Rings 2: entre tinieblas sin alma, un anillo volvió a brillar

Había un color secreto en esas sombras. Los ropajes de los héroes, las brasas de los campamentos, las luces que desgarraban la niebla no parecían añadidos decorativos, sino revelaciones naturales de un mundo vivo. La oscuridad no era cárcel, sino escenario; no era clausura, sino umbral. Y en ese contraste, el videojuego supo recuperar la esencia mítica de Tolkien: un universo donde incluso en la hora más negra, la belleza puede florecer, y la luz no se impone sobre la sombra, sino que la habita y la transforma.

Captura-de-pantalla_20-8-2025_84521_www.youtube.com_ Lords of the Rings 2: entre tinieblas sin alma, un anillo volvió a brillar

En medio del mar de clones góticos, Lords of the Rings 2 fue la única obra que recordó que el arte no consiste en imitar lo oscuro, sino en encontrar en él un lenguaje. Donde los demás huelen a fórmula, aquí respiraba el aliento de lo poético. Y aunque quizá no sea el mejor juego de su generación, anoche fue, sin duda, el único capaz de devolverle a la oscuridad su misterio, y al espectador, la certeza de que en el corazón de las tinieblas aún hay lugar para la belleza.

Captura-de-pantalla_20-8-2025_84451_www.youtube.com_-1024x465 Lords of the Rings 2: entre tinieblas sin alma, un anillo volvió a brillar

Puede que te hayas perdido esta película gratuita