Jessica Chastain desnuda un escote perfecto

Jessica Chastain desnuda un escote perfecto

Jessica Chastain: «En Hollywood me dicen que no debería ser tan bocazas»
La actriz aprovecha la presentación de ‘Memory’, de Michel Franco, para comentar la huelga de actores, hablar del sexismo en la industria del cine y –película obliga– hacer memoria

Jessica Chastain en la presentación en San Sebastián de ‘Memory’.
Hace apenas unas semanas, en un Festival de Venecia huérfan de actores por la huelga, Jessica Chastain (Sacramento, California, 1977), subió al estrado y dejó claro de qué va ella y de qué va todo esto. «Soy muy afortunada y soy consciente de ello. Esta profesión es maravillosa y por eso mismo a los actores a menudo nos hacen sentir que tenemos que estar callados para proteger futuras oportunidades laborales», dijo, tomó aire y siguió: «Creo que es precisamente ese ambiente el que ha permitido que durante décadas se perpetren abusos en el lugar de trabajo y también es el responsable de los contratos abusivos a miembros del sindicato». Todo esto lo decía con una camiseta negra serigrafiada con un mensaje de apoyo al paro y lo decía porque la película que protagoniza ‘Memory’, de Michel Franco, es una producción independiente con la dispensa del propio sindicato para poder hacer promoción.

Pues bien, de Venecia a San Sebastián, la misma película y el mismo empeño por dejar claro quién es, de qué va y, lo fundamental, de qué va todo esto. «Sí, me han dicho demasiadas veces que no debería ser tan bocazas, que mi forma de hablar de asuntos políticos o de la huelga puede intimidar a mucha gente. Pero, en realidad, sólo se dejan intimidar las personas que tienen baja la autoestima o que son inseguros… Michel [por Michel Franco] no es de esos, no es inseguro. Él valora lo que digo y me valora como artista», dijo el miércoles la actriz a modo de presentación a un grupo de periodistas.

En realidad, y una vez más, la declaración sirvió de prólogo a la puntual explicación de lo que opina del estado actual de la huelga. Hace unos días se supo que los guionistas, que hacen piña con los actores en el paro, habían llegado a un principio de acuerdo con los estudios. «Cada día invitamos a los jefes de las grandes productoras a que se sienten con nosotros en una mesa a negociar, y aún no se han dignado a hacerlo. Tengo la esperanza de que el principio de acuerdo que han logrado con los guionistas signifique un cambio de actitud por su parte respecto a las demandas de los actores. Estoy segura de que hay mucha gente decente en esas compañías». Queda claro.

Para la actriz, éste es solo uno de los problemas de la industria del cine de la que ella ha acabado por ser referencia y azote a la vez. Es el más urgente, pero quizá no el más grave. Hace dos años, aquí mismo, en la presentación de ‘Los ojos de Tammy Faye’ se despachaba sin problemas contra el modo en el que Hollywood retrata a la mujer. «Todo está basado en hacer deseables a las mujeres… basta ya de mercantilizar nuestro cuerpo», decía para sorpresa de nadie. Pues bien, si se le recuerda la frase, ella sigue en sus trece y sube la apuesta: «El sexismo es intrínseco en Estados Unidos, pero esperamos que con el tiempo seremos capaces de superarlo».

En ‘Memory’, Jessica Chastain da vida de manera imperial a una mujer acosada por los recuerdos de una infancia, precisamente, acosada. Y abusada. El personaje, cuenta, le exigió mucho y desde muy hondo y, de ahí, la necesidad de mantener la distancia adecuada. «Es muy importante trabajar con gente que te proteja. Y eso no es habitual. Esta industria está llena de personas que solo quieren sacar provecho de ti. Yo me cuido porque tengo una familia y procuro que mi vida privada sea lo más tranquila posible. Eso te permite poder darlo todo en el set de rodaje. Compensas una cosa con otra. Pero es fundamental que si te ofreces completamente, sepas que nadie va a aprovecharse de ti», comenta. Y sigue: «No seré tan ingenua como para mencionar a ninguna persona en activo, pero sí recordaré que Hitchcock no dudó en abusar de las actrices para conseguir lo que necesitaba en sus películas. Eso por no mencionar a Bernardo Bertolucci hizo cosas terribles durante el rodaje de ‘El último tango en París'».

Definitivamente, Jessica Chastain sabe de qué va. Y lo sabe hasta el punto de estar muy a favor de uno de los logros más evidentes del Metoo: la normalización de los coordinadores de intimidad en los rodajes. «Es una figura tan necesaria como los dobles en las escenas de acción. De la misma manera que en las secuencias de lucha, se pueden utilizar o no, pero el hecho de que estén da seguridad. Con una escena de sexo, puede ser que el director no sepa como llevarla a cabo o un actor inexperto se sienta demasiado nervioso. Hay que normalizar poder hablar de todo esto y aprender a pedir ayuda. Son muy importantes y el único límite es que no anulen la creatividad en el rodaje», comenta.

Cuenta Chastain que no le gusta pensar en el pasado, que para ella la única referencia es lo que le ofrece cada día al levantarse. También dice que fue su abuela la que despertó su vocación el día que le llevó a ver una obra de teatro «con actores de verdad, con profesionales». Y para el final deja toda una declaración de intenciones: «Prefiero trabajar en el cine independiente; allí es más fácil contar historias interesante sobre mujeres y encontrar fácil encontrar directores como Michel, que me respetan no solo como actriz sino también como persona». Queda claro.