“Se confirma la demo que nunca existió”: la gran estafa del ray tracing en Minecraft para Xbox series x

“La demo que nunca existió”: la gran estafa del ray tracing en minecraft para Xbox series x

En el mundo del marketing tecnológico, hay promesas que iluminan el horizonte de los consumidores como falsas auroras: bellas, convincentes y profundamente engañosas. En el año 2020, en el clímax de la expectación generada por la nueva generación de consolas, Microsoft realizó una jugada de prestidigitación mediática que, vista desde la perspectiva actual, bien podría considerarse una de las más flagrantes imposturas visuales de la era digital: la demo de Minecraft con ray tracing para Xbox series x y series s.

Aquel día, los ojos del mundo estaban clavados en una promesa que desafiaba el escepticismo. Se dijo, con tono mesiánico, que una versión de Minecraft con trazado de rayos había sido desarrollada en apenas quince días. La declaración no solo revestía de misticismo la potencia de la nueva máquina, sino que, con un guiño casi socarrón, insinuaba que la consola de Microsoft había alcanzado un nivel técnico equiparable —cuando no superior— al de las tarjetas gráficas más sofisticadas del mercado PC.

El tráiler era hipnótico: haces de luz refractaban en superficies cúbicas con una majestuosidad inédita; las sombras danzaban con una verosimilitud poética. Todo parecía anunciar un renacimiento visual del juego más vendido de la historia. Pero la verdad, como suele ocurrir en los grandes relatos de traición, se encontraba sepultada bajo una capa de silicio y humo publicitario.

La demo, se supondría después, no había sido capturada en una Xbox series x. No era fruto de la potencia bruta de la consola, ni de la destreza de sus ingenieros gráficos. Corría, en realidad, sobre un PC de gama alta. Aquella promesa lanzada al viento era, en esencia, un truco de feria: un espejismo tecnodigital cuidadosamente diseñado para engañar a la multitud hambrienta de innovación.

Cinco años después, la herida se reabre con una actualización reciente de Minecraft para consolas Xbox que, aunque introduce mejoras en la iluminación y texturas, está muy lejos de alcanzar la calidad que entonces se prometió. Más aún: esta nueva versión sufre limitaciones técnicas dolorosas —con una tasa de cuadros por segundo que apenas logra mantener los 30 fps en la Series X, y aún menos en la Series S—, lo que sugiere que, incluso con optimización, la consola nunca fue capaz de ejecutar aquel supuesto milagro gráfico.

El tiempo ha revelado lo que muchos sospechaban: la “demo” de 2020 no fue una ventana al futuro, sino una farsa. Microsoft mintió —no con palabras, sino con imágenes, con silencios elocuentes y con una puesta en escena que manipuló las expectativas del consumidor. Lo más asombroso no es que tal engaño haya sucedido, sino que jamás derivó en consecuencias judiciales. No hubo demandas, ni rectificaciones públicas. Solo el silencio, cómplice y rentable, de una industria acostumbrada a operar en la ambigüedad.

Hoy, mientras las cifras de venta de las consolas Xbox continúan su lenta agonía y la plataforma pierde relevancia frente a su rival japonesa, uno no puede evitar pensar que el castigo, aunque tardío, está siendo ejecutado por el tribunal más implacable de todos: el del consumidor decepcionado.

La lección es clara: en el templo del marketing tecnológico, la fe puede comprarse, pero la traición siempre se cobra su precio. Y Microsoft, en su intento por disfrazar hardware con promesas huecas, selló su propia sentencia con los píxeles de una mentira.

EL NUEVO PACK DE TEXTURAS NO PERMITE PASAR DE 30 FPS EN XBOX SERIES X¡¡¡¡