La Maldición de la Bestia (1975), también conocida como El Retorno de Walpurgis, es una obra cinematográfica que se inserta en el prolífico universo del cine de terror español de los años setenta. Dirigida por Miguel Iglesias, es un exponente significativo del género de «fantaterror» ibérico, y pertenece a la icónica saga del hombre lobo protagonizada por el legendario Paul Naschy (seudónimo del actor y guionista Jacinto Molina), quien a través de su personaje Waldemar Daninsky se convirtió en un ícono de culto.
La trama nos transporta a una aventura situada en las montañas del Himalaya, donde Daninsky, aquejado por la maldición que lo transforma en licántropo, busca una cura para su aflicción. En este contexto, el filme mezcla elementos de terror gótico con un exotismo aventurero, característico de las películas de la época. La historia combina magistralmente la maldición ancestral con los mitos del hombre lobo y la brujería, utilizando como trasfondo un paisaje nevado y remoto que contribuye a crear una atmósfera inquietante.
La película destaca por su estética atmosférica, plagada de imágenes oníricas y secuencias que oscilan entre lo brutal y lo fantástico, mostrando la dualidad del protagonista: un hombre trágicamente condenado a convertirse en bestia bajo la influencia de la luna llena. Además, Paul Naschy, en su doble rol como actor y guionista, imprime una carga emocional al personaje, humanizando a la criatura mientras lidia con su inevitable destino de violencia y destrucción.
La Maldición de la Bestia se erige como un fascinante reflejo de la popularidad del cine de terror en España, que, a pesar de sus modestas producciones, logró crear un nicho propio, influenciado por las tendencias del cine de monstruos universal pero dotado de una sensibilidad y un estilo inconfundiblemente autóctonos. El filme es tanto un homenaje al cine clásico de monstruos como una innovadora reelaboración de los mitos de licantropía, y su impacto cultural sigue siendo valorado entre los aficionados al género.