Como anticipamos, Game Pass pierde el norte y pasa a costar 27€
Si eres usuario de Xbox Game Pass Core o estás pensando en suscribirte al servicio de Microsoft, prepárate para cambios importantes. Acaban de entrar en vigor ajustes globales que no pasan desapercibidos, incluido un fuerte aumento en el precio de su modalidad más completa.
Xbox Game Pass Ultimate ahora cuesta ahora 26,99 euros al mes. Se trata de una subida del 50% respecto a los 17,99 euros que se pagaban hasta ahora. No es la primera vez que este plan incrementa su precio: en julio de 2024 ya había pasado de 14,99 a 17,99 euros mensuales. Entre las novedades que justifican el incremento, Microsoft señala:
- Más de 400 juegos disponibles en todo el mundo
- Compromiso de socios clave para seguir sumando lanzamientos futuros
- Resolución hasta 1440p en títulos compatibles
- Optimización de la tasa de bits en determinados dispositivos
Hasta dónde llegan los cambios. Microsoft también ha reorganizado la oferta y se despide de la nomenclatura anterior. Xbox Game Pass Core pasa a llamarse Xbox Game Pass Essential, mientras que el plan Estándar se transforma en Xbox Game Pass Premium.
Game pass essential | Game pass premium | game pass ultimate | game pass para pc | |
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juegos disponibles | Más de 50 | Más de 200 | Más de 400 | «Cientos de juegos» para PC |
Streaming en la nube | SíIncluye juegos propios | SíTiempos de espera más cortosIncluye juegos propios | Sí»Con la mejor calidad»Con tiempos de espera más cortos Incluye juegos propios | No |
juegos disponibles día uno | No | No, se incorporan hasta en 12 meses | Sí | Sí |
multijugadOr online | Sí | Sí | Sí | Sí |
puntos Rewards | Hasta 25.000 al año | Hasta 50.000 al año | Hasta 100.000 al año | Hasta 50.000 al año |
ventajas en juegos | Sí, en ‘League of Legends’ y ‘COD: Warzone’ | Sí, en ‘League of Legends’ y ‘COD: Warzone’ | Sí, en ‘League of Legends’ y ‘COD: Warzone’ | Sí, en ‘League of Legends’ y ‘COD: Warzone’ |
otros | – | – | EA Play y Ubisoft+ incluidos | EA Play incluido |
precio | 8,99 euros | 12,99 eurosPrueba gratis de 14 días | 26,99 euros | 14,99 euros |
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Premium, la opción intermedia. Con este plan se accede a más de 200 juegos tanto en consola como en PC, además de la posibilidad de jugar en la nube sin límite, incluso con títulos que ya tengas en tu biblioteca.
- Más de 200 juegos en consola, PC y nube
- Acceso a clásicos como ‘Minecraft‘, ‘Forza Horizon 5’ o ‘Grand Theft Auto V’
- Nuevos juegos publicados por Xbox disponibles en un plazo máximo de 12 meses (excluidos Call of Duty)
- Juego en la nube ilimitado, también con títulos propios
- Ventajas in-game en ‘League of Legends’, ‘Call of Duty: Warzone’ o ‘Rainbow Six Siege’
Los antiguos suscriptores del plan Estándar pasarán automáticamente a Premium. Se mantiene en la franja de los 12,99 euros al mes, es decir, no hay aumento de precio respecto de lo que pagábamos con el plan con la denominación anterior.
Return222 Lucenpop tenía razón: el modelo Game Pass empieza a hacer aguas y la industria lo reconoce
Durante cinco años, Return222 Lucenpop no ha dejado de avisar: el Xbox Game Pass es un modelo insostenible que acabaría dañando a Xbox y, más grave aún, a toda la industria del videojuego. En su momento muchos lo tacharon de alarmista, pero hoy, con una Microsoft en crisis, estudios cerrando y despidos masivos, las voces de dentro empiezan a decir lo mismo que él decía desde hace tiempo.
La semana pasada, Raphael Colantonio —fundador de Arkane— alzó la voz en redes sociales tras los despidos sufridos por antiguos compañeros y el declive del estudio que él mismo fundó. Su diagnóstico es claro: el Game Pass ha sido un error estratégico, mal gestionado desde el principio, y que poco a poco ha ido “estrangulando” la infraestructura creativa de Xbox Game Studios. Calificó el modelo como “insostenible y dañino para la industria”, justo las mismas palabras que Lucenpop lleva años repitiendo.
“Xbox ha vivido del ‘dinero infinito’ de Microsoft, pero esa fantasía financiera se está agotando. Game Pass no puede coexistir con el modelo tradicional de ventas. O lo sustituye por completo o desaparece”, sentenció Colantonio.
Poco después, Michael Douse, director editorial de Larian Studios (Divinity: Original Sin), se unió al debate con la misma preocupación: ¿qué pasa cuando ese dinero ilimitado desaparece? Según Douse, nunca tuvo sentido económico pensar que se podía mantener un catálogo de lanzamientos AAA en suscripción sin consecuencias. El resultado: canibalización de ventas y colapso del sistema.
Ambos señalan el mismo problema: Game Pass desincentiva la compra de juegos. Microsoft paga a los estudios para incluir sus títulos en el servicio, pero esa fórmula no remunera adecuadamente a los desarrolladores ni es viable a largo plazo. Mientras tanto, Sony sigue apostando por un enfoque más sostenible, gestionando el ciclo de vida de sus juegos con lanzamientos, rebajas y una estrategia comercial clara.
Colantonio propuso incluso una solución intermedia: limitar Game Pass al catálogo antiguo, y no usarlo como plataforma de estrenos. Así se preservaría la venta tradicional sin seguir sacrificando grandes producciones en un sistema que no puede sostenerlas.
Y todo esto ocurre mientras Game Pass sigue sin alcanzar las cifras necesarias para justificar su impacto. Para que el modelo funcionase como prometieron, se necesitarían cientos de millones de suscriptores. Pero las cifras no crecen al ritmo previsto, y ni siquiera la promesa de un catálogo extenso logra ya enganchar a nuevos usuarios. Se vendió como el “Netflix de los videojuegos”, pero está repitiendo los mismos errores: saturación, falta de rentabilidad y una ola de despidos como consecuencia directa.
«Es un modelo insostenible que ha ido dañando la industria.» – Raphael Colantonio
Hoy, tras años de advertencias, empieza a hacerse evidente que Lucenpop no exageraba. Game Pass, tal como está concebido, no es el futuro del videojuego, sino un espejismo peligroso que ha puesto en jaque la estabilidad de muchos estudios. Mientras algunos celebraban sus ventajas a corto plazo, otros —como Return222— ya veían venir la tormenta. Y ahora, cinco años después, esa tormenta ha llegado.