La velada de los idiotas 5: el circo romano del influencer moderno
La velada de los idiotas 5: el circo romano del influencer moderno
Bienvenidos, una vez más, a ese ritual posmoderno que los algoritmos adoran y la inteligencia desprecia: La Velada del Año 5, también conocida —para los menos ingenuos— como La velada de los idiotas. Un espectáculo sin guion, sin arte, sin gracia… pero con millones de espectadores aplaudiendo como focas entrenadas cada vez que un youtuber con nombre de detergente le da un puñetazo a otro con nombre de snack.

Ibai Llanos, ese Nerón del streaming ibérico, ha vuelto a coronarse emperador del circo más grotesco jamás televisado. Un evento que presume de récords, pero no de contenido. Donde el único sudor que se derrama es el del cringe, y donde lo único que se golpea con fuerza es la dignidad del espectador.
Influencer contra influencer: la gran batalla por nada
A nadie le importa quién gana. A nadie le importa quién entrena. A nadie le importa si lo que se ve es boxeo o una coreografía torpe de patio de colegio. Lo que importa es que están ahí los de siempre: el Rubius, el Rivers, el Papo, el Peluquines y la cuadrilla de influencers de Twitch, TikTok, OnlyFans y cualquier otra plataforma donde se premie la vacuidad con aplausos virtuales.
Eso sí, todo bañado en una realización de primer nivel, con fuegos artificiales, entradas grandilocuentes, y comentaristas que actúan como si estuviéramos ante una final de la Champions League, cuando en realidad lo que tenemos delante es la versión 2.0 de Humor Amarillo, pero sin humor y con menos neuronas.

La generación del Rubius: aplausos para el vacío
Lo más triste no es el evento, sino su audiencia. Una generación que se ha criado viendo a señores de treinta años gritarle a una pantalla mientras juegan al Minecraft, y que ahora celebra como hito cultural que ElMarquesito777 le rompa la nariz al Churretoso89 en directo mientras suena reggaetón de fondo y un dron da vueltas al ring como si estuviéramos en Blade Runner.
Ibai Llanos, que empezó siendo un narrador simpático de videojuegos, se ha transformado en el Willy Wonka del show sin alma. Un empresario astuto que ha entendido perfectamente que en este circo triunfa el que grita más, no el que dice algo. Que la épica de la mediocridad se vende mejor que cualquier poema o cualquier jugada de ajedrez.
Porque, al fin y al cabo, ¿para qué crear contenido si puedes producir ruido?
El triunfo del ruido sobre el sentido
La Velada del Año 5 es el triunfo de lo irrelevante convertido en evento. Es el ejemplo perfecto de cómo hemos normalizado la exaltación de la estupidez. No hay arte. No hay reflexión. No hay ni siquiera comedia de verdad, porque la ironía ha muerto y ha sido reemplazada por frases hechas gritadas por un streamer sin camiseta.
Es el espectáculo perfecto para una época que recompensa la viralidad por encima del talento, donde lo que importa no es si algo tiene valor, sino si tiene likes. Y donde ser idiota ya no es un problema: es una marca personal.
Conclusión: el nuevo opio del pueblo tiene WiFi
Agradezcamos a Ibai su aportación histórica: ha conseguido lo que nadie más. Hacer de un puñado de influencers sin carisma, sin técnica y sin discurso, los nuevos gladiadores de un circo donde el pueblo ya no pide pan, sino bits. Un espectáculo sin alma para una audiencia sin criterio.
Porque el mayor logro de La Velada de los idiotas no es su producción ni sus cifras. Es haber demostrado que, en el siglo XXI, el mayor éxito posible es no tener nada que decir… y aun así llenar estadios.
Bravo, Ibai. Has creado el TikTok del boxeo. Y como todo en TikTok, dura poco, aporta nada, y te deja con la incómoda sensación de estar perdiendo el tiempo.