La cultura trivial: cuando la prensa se arrodilla ante el test de Aitana
Hubo un tiempo en que los periódicos ofrecían brújulas. Había en ellos un aliento de mundo, de complejidad, de conflicto, de literatura y hasta de sangre derramada en nombre de ideales. Hoy, mientras el planeta hierve entre guerras, colapsos climáticos y crisis espirituales, el diario ABC, antaño bastión del periodismo conservador, invita a sus lectores a pasar un test… sobre Aitana.
Sí, Aitana. No la santa, ni la sierra. La influencer, cantante y musa pop nacida del karaoke nacional que fue Operación Triunfo. No se trata de una entrevista profunda, un retrato generacional o una reflexión sobre el fenómeno fan. No. Es un trivial por niveles. Del tipo: “¿Cuánto sabes de sus ‘momentazos virales’?”
La banalidad no solo ha colonizado las redes. Ha conquistado redacciones, jefaturas de sección, consejos editoriales. La cultura, entendida como una herramienta para elevar al ciudadano por encima de su tedio cotidiano, ha sido sustituida por una especie de guardería emocional para adultos hiperconectados. Todo debe ser digerible, scrollable, y sobre todo, monetizable.
La paradoja no es menor: en un mundo que presume de acceso a más información que nunca, el contenido se ha vaciado de sentido. Nos atiborramos de datos inútiles como quien cena chucherías: nos llenan, pero no alimentan. Mientras los periódicos recortan personal en cultura, internacional o investigación, se multiplican las piezas sobre cejas, rupturas amorosas y horóscopos millennial.

Lo de menos aquí es Aitana. Ella es apenas un producto más de la maquinaria que convierte en celebridad a cualquier rostro mediáticamente fotogénico. Lo preocupante es el lugar desde el que se lanza la propuesta: no una revista para adolescentes, sino un diario centenario que antaño titulaba sobre la transición, el terrorismo o la monarquía con gravedad histórica.
Hoy el ABC nos pregunta si somos lo bastante “Aitaners” como para responder correctamente qué perfume usa o qué postres le gustan. No se trata de mal gusto, sino de capitulación. Si el diario de referencia ya no se atreve a incomodar ni a reflexionar, ¿quién lo hará?
Tal vez haya que crear un nuevo test, más urgente y más honesto:
¿Cuánto sabes sobre tu propia decadencia cultural?
Nivel básico: aún crees que el periodismo informa.
Nivel intermedio: sospechas que te están domesticando.
Nivel experto: cierras la pestaña, respiras hondo… y vas a leer un libro.