‘Hunting Season’ (2025): Mel Gibson regresa al cine de acción
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El cazador cazado: las primeras sombras de ‘Hunting Season’
El bosque es un personaje más. No, es el antagonista principal. El tráiler de ‘Hunting Season’ (2025) no se presenta con la estridencia habitual de la acción, sino con un silencio que pesa. Es un silencio espeso, cargado de humedad, niebla y la tensión palpable de una cuerda a punto de romperse.
En medio de esta quietud hostil, emerge un rostro que el cine conoce bien: Mel Gibson. Pero no es el héroe frenético de antaño. Es un hombre atrincherado. Su rostro, curtido por el viento y la experiencia, ya no busca la batalla; busca sobrevivir a ella.
La propuesta es brutalmente sencilla, casi animal. Un cazador veterano (Gibson), acompañado de su hija, se adentra en la inmensidad de la naturaleza. Pero el ritual se invierte. El depredador se convierte en presa.

Lo que hace «fílmico» a este avance no es lo que muestra, sino lo que oculta. La cámara se desliza entre los árboles con una paciencia aterradora. El paisaje no es un fondo; es un laberinto opresivo. Los planos largos de la inmensidad verde se cortan abruptamente con el destello de una mira telescópica, con el chasquido de una trampa activada. El sonido es el protagonista: la respiración contenida, el crujido de una rama bajo una bota que no vemos, el eco distante de un disparo que llega antes que el sonido.
‘Hunting Season’ parece apelar a algo orgánico, al instinto más básico. No vemos al antagonista, solo su punto de vista. El montaje nos sitúa en la posición de la víctima, obligándonos a escanear cada sombra, cada movimiento en el follaje. Gibson, por su parte, encarna al hombre reducido a su esencia: proteger a su cría. Su actuación, intuida en apenas unos segundos de metraje, se basa en la mirada. Observa, escucha, reacciona.
Si el tráiler es un indicador fiable, no estamos ante un simple thriller de supervivencia, sino ante un western moderno despojado de desiertos y caballos, sustituidos por bosques densos y el miedo al acecho. No parece ser una película sobre el disparo, sino sobre la insoportable espera antes de que este ocurra. Es un juego del gato y el ratón donde el tablero es la propia naturaleza, y las reglas las dicta quien mejor entiende el lenguaje primitivo del bosque.
EVIL DEAD 1981


Es imposible no evocar, aunque sea en un registro de género distinto, el terror de ‘Evil Dead’ (1981). La obra de Sam Raimi utilizó el bosque como un infierno claustrofóbico, una fuerza sobrenatural que devoraba a sus protagonistas. ‘Hunting Season’ parece beber de esa misma fuente de pánico en la espesura, pero sustituyendo lo demoníaco por lo balístico.
Donde Raimi usaba una cámara subjetiva frenética para encarnar al espíritu del bosque, aquí vemos esa misma perspectiva hostil a través de la quietud calculadora de una mira telescópica. El efecto es similar: la naturaleza se convierte en un laberinto sin salida, y el protagonista, como Ash en aquella cabaña, está fundamentalmente solo contra algo que lo supera.



