TheQuickShot II: cuando el pulso del arcade vuelve a la mano

Hubo un tiempo en que el videojuego no se sostenía entre los pulgares, sino que se empuñaba. Un tiempo de mesas de formica, televisores de tubo y tardes eternas en las que el futuro parecía caber dentro de un joystick con gatillo rojo. El anuncio del regreso de TheQuickShot II no es solo una noticia de hardware: es una fisura en el calendario, una grieta por la que se cuela intacta la memoria muscular de toda una generación.

Retro Games ha entendido algo esencial: la nostalgia no vive en la forma, sino en la sensación. Por eso esta revisión contemporánea del mítico joystick de los años ochenta no se limita a reproducir una silueta conocida; recupera una liturgia. La empuñadura de palanca de vuelo, la bola superior flotante, el gesto casi instintivo del dedo índice buscando el disparo… Todo sigue ahí, como si nunca se hubiera ido, pero afinado con la precisión quirúrgica que exige el presente.

El salto al USB plug-and-play es, en realidad, una declaración de principios. TheQuickShot II deja de ser una reliquia dependiente de puertos imposibles para convertirse en un puente entre épocas. Ya no pertenece solo al coleccionista o al fetichista del plástico envejecido: ahora se integra con naturalidad en PCs, sistemas actuales y plataformas de emulación. La nostalgia, por fin, no necesita adaptadores.

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Donde antes había desgaste y fatiga, ahora hay microswitches. Bajo la carcasa late una arquitectura moderna que transforma cada movimiento en una respuesta limpia, seca, inmediata. Los ocho botones —incluida la bendita función de disparo automático, tan decisiva en los shoot ’em up de otro siglo— no buscan reinventar nada: buscan ser fieles a una forma de jugar que exigía resistencia, coordinación y un cierto orgullo físico. Aquí no había tutoriales. Había muñeca.

La ergonomía, uno de los grandes aciertos del diseño original, se conserva con respeto casi religioso. El joystick se deja dominar con una sola mano, anclado a la superficie mediante ventosas que recuerdan que el combate era real, aunque ocurriera en píxeles. Había sudor, había tensión, había esa íntima batalla entre el cuerpo y la máquina que hoy se echa tanto de menos.

Previsto para comienzos de 2026, TheQuickShot II no llega como un producto más del mercado retro, sino como un recordatorio. Nos habla de una época en la que la tecnología no pretendía desaparecer, sino hacerse notar; en la que el control no era invisible, sino protagonista. En un presente dominado por interfaces suaves y silenciosas, este joystick regresa con la elegante insolencia de quien sabe que el futuro también puede mirar hacia atrás sin rubor.

Porque hay objetos que no vuelven para mejorar el pasado, sino para recordarnos cómo se sentía tocarlo.

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