Ananta: el GTA 6 en versión anime que podría robarle el trono a Rockstar
En el corazón eléctrico del Tokyo Game Show 2025, un tráiler de siete minutos ha encendido las redes y las conversaciones de pasillo: Ananta, el nuevo coloso urbano de NetEase Games y el estudio Naked Rain, ha irrumpido como un meteorito brillante sobre el firmamento de los sandbox. Su promesa es tan descarada como poética: ser el GTA 6 que rivaliza con el propio GTA 6, pero vestido de anime, perfumado de neones nipones y con un pulso creativo que desafía lo establecido.
La metrópolis de Ananta no es un simple escenario: respira, late y murmura como un organismo vivo. Cada calle es una historia, cada balcón es un susurro y cada sombra esconde un posible giro narrativo. Peleas entre bandas estallan en callejones húmedos, conciertos improvisados florecen bajo pasos elevados, y un gesto tan delicado como acariciar un gato en un parque urbano tiene el poder de humanizar el caos. NetEase ha prometido una inteligencia artificial de NPCs tan reactiva que incluso los gestos más triviales encuentran eco en la ciudad.

La verticalidad es clave. Los interiores se dividen en tres capas: azoteas bañadas por el crepúsculo, niveles intermedios llenos de vida y plantas bajas bulliciosas. Es un escenario que invita no solo a explorar, sino a habitarlo, a perderse y encontrarse en sus alturas y profundidades. El desplazamiento es pura fantasía urbana: metros atestados, taxis ruidosos, helicópteros rugientes y, como golpe de efecto, un sistema de “swinging” que evoca al Spider-Man de Insomniac. Balancearse entre rascacielos con estilo anime no es solo movilidad: es una declaración estética.
El combate en Ananta es un carnaval improvisado. Guitarras usadas como bates, cubos de basura lanzados como proyectiles, palos de golf transformados en espadas callejeras. A eso se suman drones arácnidos, lanzallamas de ciencia ficción y un sistema de lucha que bebe de Yakuza y Saints Row: esquivas, bloqueos, combos y la sensación de que el entorno entero es un arsenal a tu disposición.

Pero donde el juego promete tocar la fibra es en su estructura narrativa. Más que un capitán de unidad especial, Ananta te convierte en muchos: policía, hacker, repartidor o influencer. Cada identidad abre misiones únicas que se entrelazan como hilos de un tapiz barroco. Esta multiplicidad de roles no solo fomenta la rejugabilidad, sino que convierte a la ciudad en un caleidoscopio de perspectivas, una urbe que se muestra distinta según el ángulo desde el que la observes.
Los eventos CHAOS, caóticos y repentinos, son otro guiño al dinamismo: carreras ilegales que irrumpen en tu ruta, peleas clandestinas que estallan en medio de la noche, o cataclismos urbanos que alteran la rutina. En Ananta, cada decisión genera ondas en el ecosistema urbano, recordándonos que la ciudad no nos pertenece: solo nos tolera.

Técnicamente, el juego se apoya en la tecnología DLSS 4 de NVIDIA para mantener la fluidez de sus paisajes hiperactivos. Con free-to-play anunciado para PlayStation 5, PC y móviles, su apuesta es democratizar el acceso sin renunciar al espectáculo visual.
Que más de diez millones de jugadores ya se hayan preinscrito no es un simple número: es la señal de un hambre colectiva por mundos que nos sorprendan de nuevo. Si Rockstar ha perfeccionado el realismo y el peso cinematográfico en GTA 6, Ananta responde con imaginación, ligereza y la sensualidad del anime. Es un recordatorio de que el sandbox no tiene por qué ser una copia, sino un género capaz de reinventarse. Y en ese cruce entre Tokio iluminado y fantasía urbana, puede que estemos ante el nacimiento de un nuevo mito interactivo.