Cómo Microsoft, sin saberlo, diseñó la próxima PlayStation 6
¿Quién está realmente diseñando la PlayStation 6? El irónico legado de Xbox Studios
Se dice que las grandes rivalidades forjan la excelencia. En el caso del mundo del videojuego, el supuesto antagonismo entre Microsoft Xbox y Sony PlayStation ha sido un campo de batalla de innovaciones, promesas y, curiosamente, de legados cruzados. Mientras Microsoft se enfrenta a un futuro incierto como fabricante de consolas, abandonando lentamente su hardware en favor de una estrategia de «third party», emerge una paradoja fascinante: de alguna manera, el espíritu de la «Xbox perfecta» ha encontrado su hogar en su rival. Es una ironía que bien podría titularse: «Cómo Microsoft, sin saberlo, diseñó la próxima PlayStation 6».
El evangelio de la preservación del videojuego
Durante años, Microsoft fue el bastión de la retrocompatibilidad física. Mientras Sony se burlaba del concepto, Xbox se dedicaba a construir una biblioteca inmensa, permitiendo a los jugadores disfrutar de sus títulos de Xbox original, Xbox 360 y Xbox One en consolas de nueva generación. Era la promesa de que el pasado importaba, una defensa contra la obsolescencia programada. Sin embargo, este noble ideal se desvaneció con el tiempo. Microsoft comenzó a abrazar el futuro digital sin discos, lanzando consolas como la Xbox Series S y la Xbox Series X Digital, y hasta la portátil ROG Ally X. En este punto, la defensa de la preservación física parecía un espejismo en el desierto del olvido.

Pero la semilla ya estaba sembrada. Sony, que en su día relegó la retrocompatibilidad, anunció recientemente que la futura PlayStation 6 mantendrá el soporte para discos, aunque sea a través de un lector externo. Es como si el espíritu de Xbox 360 se hubiera reencarnado en el cuerpo de la próxima PlayStation. La misma compañía que desestimó la idea de que los juegos antiguos importaran, ahora se aferra a ella, quizás como un acto de redención o simplemente por la presión de un mercado que Microsoft, con su abandono, ayudó a crear.
La búsqueda de la perfección en los 60 FPS
Otro capítulo de esta extraña colaboración se escribió en el campo del rendimiento. Microsoft, en los inicios de la generación Xbox Series X, se posicionó como el campeón de los 60 cuadros por segundo (FPS). La promesa de una experiencia fluida, de una fidelidad visual sin compromisos, era su bandera. Pero la realidad de los ciclos de desarrollo se impuso, y muchos de sus juegos estrella, como Starfield, acabaron lanzándose a 30 FPS. Fue una decepción para los puristas del rendimiento, y otro ideal de la «Xbox perfecta» que se quedó en el camino.
Sin embargo, nuevamente, la antorcha fue recogida por el rival. Sony, de forma silenciosa pero efectiva, ha convertido la optimización a 60 FPS en un estándar para sus títulos exclusivos en PlayStation 5. Juegos aclamados como God of War Ragnarök o Horizon Forbidden West ofrecen modos de rendimiento que priorizan los 60 FPS, algo que antes no era una prioridad en su estrategia.
Así, las grandes promesas de Xbox —la preservación del pasado y la fluidez del futuro— han encontrado su verdadera realización en la consola de su competidor. Es como si Microsoft hubiera dibujado un mapa del tesoro, y en lugar de seguirlo ellos mismos, se lo hubieran entregado a Sony, quien, con paciencia y una sonrisa, ha encontrado el oro. La «Xbox perfecta», que nunca llegó a existir, vive ahora en cada anuncio de PlayStation, en cada disco insertado y en cada título que se ejecuta a 60 FPS. Al final, parece que el mayor legado de Xbox no será su hardware, sino la forma en que, irónicamente, dio forma al hardware y la filosofía de su principal competidor.