Desnudas en Leopard Skin | Carla Gugino, Ana de la Reguera, Margot Bingham, Nora Arnezeder, Gaite Jansen







Huyendo de un robo de diamantes que no saliĆ³ bien y que fue planeado por el corrupto juez Lasalle, una banda criminal busca refugio en la remota y paradisĆaca Playa Perdida, en MĆ©xico, en una hacienda costera donde viven dos intrigantes mujeres, Alba y Batty. Surgen complicaciones tanto sombrĆas como humorĆsticas cuando se les unen mĆ”s invitados: el productor de documentales, Max, su caprichosa novia, Maru, y la antigua ama de llaves de la finca, Inocencia. Luego de ser tomados como rehenes, salen a la superficie secretos homicidas, traiciones a sangre frĆa y deseos perturbadores, mientras todos esperan que se consuma su destino.
RevisiĆ³n de ‘Leopard Skin’: la nueva serie sexy y loca de Carla Gugino Peacock
Jeffrey Dean Morgan coprotagoniza el sensual thriller de SebastiĆ”n GutiĆ©rrez sobre un grupo de personas retenidas como rehenes por ladrones de diamantes en una mansiĆ³n en una remota playa mexicana.
En un momento en que tantos thrillers criminales tienden hacia lo oscuro, arenoso y de prestigio, Peacock’s Leopard Skin se destaca por no ser ninguna de esas cosas. Si bien su configuraciĆ³n suena lo suficientemente tĆpica para el gĆ©nero (un atraco fallido, rehenes aterrorizados, secretos, enfrentamientos y traiciones), su ejecuciĆ³n demuestra ser todo lo contrario.
Creada, escrita y dirigida por SebastiĆ”n GutiĆ©rrez (Jett), esta serie baila hacia atrĆ”s y hacia adelante en el tiempo, tomando desvĆos pausados por madrigueras de conejo semialeatorias y vuelos de fantasĆa. Rara vez pierde la oportunidad de admirar la belleza de la forma femenina (frecuentemente desnuda), o de conectarse a la tensiĆ³n crepitante, amorosa o no, que corre entre sus personajes. Es ostensiblemente un drama, pero uno salpicado de chistes extraƱos.

Reparto: Carla Gugino, Gaite Jansen, Amelia Eve, Ana de la Reguera, Gentry White, Margot Bingham, Nora Arnezeder, Philip Winchester, Jeffrey Dean Morgan
Creado por: Sebastian Gutierrez
Todos estos excesos se mantienen unidos no con una trama hermĆ©tica, sino a travĆ©s de una lĆ³gica de sueƱo nebulosa que a veces se siente francamente opaca. Como tal, lo que cualquiera de ellos significa, al final, es difĆcil de decir. Sin embargo, como experiencia inmediata, su extraƱeza lo hace intermitente e inesperadamente hipnĆ³tico: una serie de placeres misteriosos pero espeluznantes, cortados en trozos manejables de media hora.
En cuanto a la trama, Leopard Skin comienza a funcionar tan fuerte que, inicialmente, ni siquiera sabemos lo que no sabemos. El estreno presenta rĆ”pidamente a Alba (una fascinante Carla Gugino) y Batty (Gaite Jansen), dos hermosas mujeres que traquetean alrededor de una espaciosa mansiĆ³n en una remota playa mexicana. Pero apenas hay tiempo para preguntarse si son amantes, compaƱeros de cuarto o algo mĆ”s antes de que un trĆo de mercenarios armados (Malone de Gentry White, Clover de Margot Bingham y Sierra de Nora Arnezeder) hayan entrado a la fuerza, buscando un lugar para esconderse mientras se recuperan de un trabajo agrio.
La temporada de ocho episodios traza la situaciĆ³n a medida que se sale de control a partir de ahĆ. Los invitados despistados, incluido el grosero documentalista Max (Philip Winchester), su burbujeante novia mĆ”s joven Maru (Amelia Eve) y la ex ama de llaves de la casa, Inocencia (Ana de la Reguera), quedan atrapados en la refriega. Mientras tanto, los ladrones luchan por obtener ventaja sobre su jefe, el corrupto juez de Miami LaSalle (Jeffrey Dean Morgan). Se intentan fugas, se consideran cruces dobles y todos se dan cuenta de que lo mejor que pueden esperar de la situaciĆ³n podrĆa ser simplemente salir con vida.
Pero la verdadera carne de Piel de leopardo radica en la red irremediablemente enredada de deseos, celos y enemistades que entrelazan a sus personajes, algunos de los cuales se remontan a meses o aƱos. GutiĆ©rrez nos invita a entrar en las psiques mĆ”s Ćntimas de estas personas, desde sus pensamientos intrusivos mĆ”s oscuros (como las visiones de una novia ensangrentada que persiguen a Alba) hasta las historias que se cuentan a sĆ mismos sobre sĆ mismos (Ā«Mi nombre es Max Hammond y coqueteo con el peligroĀ», piensa Max para sĆ mismo en una voz en off cuando se encuentra en un aprieto de vida o muerte). Muchos de los detalles que se nos dan se acercan a los niveles de extravagancia de Wes Anderson: Por supuesto, las carreras fallidas de Batty incluyen Ā«explorador submarinoĀ» y Ā«maniquĆ humanoĀ», porque ese es el tipo de historia que es.
Lo que quiere decir que Leopard Skin no tiene interĆ©s en tratar de capturar la forma en que las personas reales se comportan, se visten o hablan. Gugino parece particularmente adecuada para la fantasĆa que GutiĆ©rrez (su compaƱero en la vida real y colaborador profesional frecuente) ha construido a su alrededor, con su voz ahumada y su presencia mĆ”s grande que la vida. Estos personajes recorren sus lujosas casas en sedas en tonos joya y tacones de rascacielos, y hablan en la prosa pĆŗrpura y las cadencias rĆgidas de un noir estilizado o un jabĆ³n basura. A veces, en las secuencias de sueƱos, no hablan en absoluto, sino que se comunican psĆquicamente. Dejada sola en una casa por la noche, una mujer se ajusta los pezones mientras salpica leche por su propia garganta, por el puro placer lujurioso de ello.
Es tonto, extraƱo y extraƱamente sexy, que es el territorio de Leopard Skin. Esta no es una serie que pretende desviar su mirada, o trata de actuar como si no estuviera excitada por lo que estĆ” viendo. Por el contrario, es alegre y extravagante en su obscenidad, saboreando tomas de escenas de amor elaboradamente coreografiadas y cuerpos desnudos descansando junto a piscinas o retorciĆ©ndose en las camas. Si los intentos poco entusiastas de GutiĆ©rrez de arrojar un brillo feminista a todo este negocio desnudo (principalmente femenino) rara vez son convincentes, tiene una comprensiĆ³n mucho mĆ”s fuerte de las profundidades psicolĆ³gicas y emocionales que palpitan debajo de su relaciĆ³n mĆ”s vaporosa (spoiler). Sabe cĆ³mo filmar una escena de sexo, pero tambiĆ©n reconoce cuĆ”ndo lo mĆ”s sexy en una escena de sexo es el contacto visual constante entre personajes cuya dinĆ”mica pervertida ha sido objeto de burlas y desarrollo durante varios episodios.