Desnudos en Pistols (2022) | Sydney Chandler y Maisie Williams

Steve Jones y los Sex Pistols: de la clandestinidad a Disney
La banda nunca saltĆ³ al Ć©xito masivo sino que permaneciĆ³ en la antesala, como un material radiactivo y peligroso que cualquiera puede intentar apropiarse


Johnny Rotten y Steve Jones durante un concierto de los Sex Pistols en De Effenaar, Holanda, en 1977.

Pensar que un dĆ­a Disney iba a producir una serie sobre los Sex Pistols habrĆ­a sonado a chiste hasta hace quizĆ” cinco minutos. DespuĆ©s de todo, el corporativo de entretenimiento se ha esforzado en mostrarse como defensor de los ā€œvaloresā€ y los Pistols, por su lado, son el grupo de rock maldito por antonomasia: unos provocadores que apenas sabĆ­an tocar sus instrumentos cuando los tomaron en las manos y que, como le dijo el guitarrista de la banda, Steve Jones, a la revista NME en 1975: ā€œNo estamos en el negocio de la mĆŗsica, sino en el del caosā€. Pero ya es 2022, en el mundo del espectĆ”culo campea un culto por la nostalgia que exige sacrificios continuos (algunos tan enormes como darle el Ɠscar a Bohemian Rhapsody) y la serie no solo se hizo, sino que se estrenĆ³ el pasado 31 de mayo. EstĆ” basada en Lonely Boy, el libro de memorias del citado Jones, un retrato dickensiano y emotivo de unos chicos de clase trabajadora que no saben si convertirse en estrellas o dinamitar el negocio de la mĆŗsica, y se desbandan y hunden antes de decidirlo.

Steve Jones es un personaje muy complejo, que lo mismo confiesa ser incapaz de amar (o de relacionarse siquiera en tĆ©rminos romĆ”nticos), que se muestra agudo y autocrĆ­tico en sus comentarios sociales y humanos. Esa complejidad ha sido bien aprovechada por el director de la serie, Danny Boyle (sĆ­, el de Trainspotting), quien ademĆ”s de ser britĆ”nico y fan del punk rock, viviĆ³ en primera persona el ascenso y caĆ­da de los Pistols porque pertenece a aquella generaciĆ³n que removiĆ³ hasta los cimientos la gris Inglaterra de mediados de los setenta, que acabarĆ­a en manos de Margaret Thatcher.

Steven Philip Jones naciĆ³ en Londres en 1955. Su padre era un boxeador aficionado que abandonĆ³ a la familia cuando su hijo tenĆ­a dos aƱos. Su madre se emparejĆ³, tiempo despuĆ©s, con Ron Dambagella, un padrastro golpeador que, segĆŗn se asienta en Lonely Boy, abusĆ³ de Steve, y lo crio en un ambiente de humillaciĆ³n, violencia y abandono. LĆ³gicamente, el muchacho fue un fracaso escolar (ya adulto no era capaz de leer nada mĆ”s complejo que un rĆ³tulo) y se dedicĆ³ a deambular por las calles y meterse en problemas. ComenzĆ³ a robar autos y se pasĆ³ a los atracos a salas de conciertos y clubes. HurtĆ³ equipo de David Bowie (uno de sus Ć­dolos) y de Bob Marley y asĆ­ formĆ³ su primera banda, sin saber distinguir siquiera una nota. Malcolm McLaren y su esposa, la diseƱadora Vivienne Westwood, universitarios de buena familia, eran dueƱos de la boutique de vanguardia Sex, ubicada en el barrio de Chelsea, y lo tomaron bajo su protecciĆ³n. McLaren jugaba con la idea de promover a un grupo de rock que enarbolara sus ideales revolucionarios influenciados por el situacionismo francĆ©s. Una banda que reuniera el ruido, el escĆ”ndalo, la subversiĆ³n y el gusto mĆ”s dudosoā€¦ Una maƱana, John Lydon apareciĆ³ por la tienda. Y lo demĆ”s es historia.

Pistol, se llama la serie, y es un buen retrato de una Ć©poca cuajada de figuras hoy legendarias o, cuando menos, famosas, que bajo la mirada de Jones/Boyle resultan pintorescas y coloridas. Como algunos de los propios Pistols: John Lydon (apodado Rotten, ā€œpodridoā€), el cantante, retratado como un freak irĆ³nico y radical, pero del que, curiosamente, estĆ”n orgullosos sus padres, detalle que lo enfrenta con el maltratado e ignorado Jones. O Sid Vicious, el jovencĆ­simo y naif bajista suplente, quien acabĆ³ devorado por la heroĆ­na y la tragedia, pero antes supo dejar en la retina del mundo la imagen eterna del punk inadaptado. O McLaren y Westwood, creativos, manipuladores y un poco siniestros, que rescatan a Jones, sĆ­, pero se refieren a Ć©l, sin tapujos, como ā€œmascotaā€. O los amigos alrededor de la banda, como Chrissy Hines, a la postre lĆ­der de la banda de pop Pretenders, quien en la historia oficia de consejera y ligue ocasional de Jones, y es de lejos el personaje mĆ”s empĆ”tico y cĆ”lido de todos (lo que no es difĆ­cil en un contexto de adolescentes agresivos). El final del camino es sabido: los Pistols duraron mĆ”s o menos dos aƱos juntos (no sin cambios y convulsiones), grabaron un disco, que hoy es un imprescindible de la mĆŗsica popular del siglo XX, fueron prohibidos en media Inglaterra y se desintegraron por choques entre Lydon y McLaren al final de su primera gira por EU.

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