El misterio gráfico de Nintendo Switch 2: la consola que esconde una tecnología secreta para desafiar los límites visuales
Nintendo ha vuelto a hacerlo. La Switch 2, recién llegada y ya convertida en el lanzamiento más exitoso de la historia de la compañía, ha logrado no solo reavivar la fiebre por la portátil híbrida, sino también redefinir lo que esperamos de una consola que cabe en las manos. Tras años de rumores, pruebas y silencios calculados, empiezan a revelarse los secretos que explican su asombroso rendimiento gráfico, y lo cierto es que la ingeniería detrás de esta máquina roza lo alquímico.
El nuevo hardware de Nintendo, potenciado por la colaboración con NVIDIA, ha permitido que títulos tradicionalmente imposibles en el entorno portátil —como Cyberpunk 2077 o el inminente Resident Evil: Requiem— luzcan con una fluidez que deja sin aliento. Pero la verdadera magia se oculta bajo el capó: una versión dual del sistema DLSS (Deep Learning Super Sampling), esa inteligencia artificial que reinterpreta las imágenes en tiempo real y las transforma en cuadros más definidos y suaves.

Según ha revelado Digital Foundry, la Switch 2 no solo incorpora el DLSS clásico —basado en redes neuronales CNN, el mismo que emplean los ordenadores de alta gama—, sino también una versión optimizada y exclusiva, diseñada para responder con mayor rapidez y ofrecer resultados más limpios en escenas estáticas o de escaso movimiento. Este doble sistema permite equilibrar rendimiento y fidelidad visual con una elegancia técnica que hasta hace poco parecía reservada a los laboratorios de la ciencia ficción.
A ello se suma la presencia confirmada de Ray Tracing por hardware, otro salto cualitativo que otorga a las luces, reflejos y sombras una profundidad antes inimaginable en una consola portátil. Todo apunta a que Nintendo ha perseguido, esta vez, algo más que la diversión inmediata: un dispositivo capaz de seducir tanto al jugador ocasional como al amante de la precisión estética.
Con cada nuevo anuncio, la Switch 2 se va desnudando ante la mirada fascinada del público. Su arquitectura, pensada con el rigor de un reloj suizo, deja entrever la ambición de una compañía que quiere reconciliar lo portátil con lo sublime. Y si el presente ya deslumbra, el futuro promete un catálogo capaz de sostener este fulgor: Resident Evil Requiem, Metroid Prime 4 y los inevitables nuevos mundos de Zelda y Mario se perfilan como las primeras joyas de una nueva era dorada.
La gran N ha vuelto a recordar al mundo que el arte de jugar también puede ser una cuestión de belleza técnica. Y quizá, en esa “tecnología secreta” que ahora sale a la luz, resida la fórmula más antigua de todas: la de la emoción.