Ivana Baquero desnuda en escenas de sexo en La Viuda Negra (Netflix)

Un suceso en pleno mes de agosto de 2017 acaparó la atención de todos los medios. En un aparcamiento de Valencia, apareció el cadáver de un hombre acuchillado siete veces. Una investigación a contrarreloj condujo hasta una sospechosa que nadie esperaba: Maje, una mujer, aparentemente dulce y serena, que llevaba casada con la víctima menos de un año.

Pasó un tiempo hasta que se descubrió que el autor material de los hechos fue Salva, uno de los amantes que tenía Maje. Él fue condenado a 17 años de cárcel por asesinato y ella a 22 por agravante de parentesco. El suceso quemó horas y horas de televisión durante los meses siguientes, porque los programas explotaron todos los recovecos de un caso que reunía los ingredientes más llamativos de la crónica negra en torno a dos personajes con rasgos sobrecogedores.

La policía hizo una investigación a partir de las llamadas de teléfono de Maje, hasta que un error llevó a los agentes a descubrir la existencia, entre su red sentimental, de un individuo que no tenían bajo su radar. Era un hombre mayor que ella, casado y con familia, que fue quien ejecutó el crimen. Horas de suculentas grabaciones de llamadas de teléfono entre ella y él que fueron determinantes para cerrar el círculo. Así lo hicieron los investigadores y así lo ha hecho ahora el equipo de La viuda negra, la película de Netflix que narra este llamativo caso de la crónica negra patria (estreno, este viernes). Es uno de los estrenos que más expectación ha levantado en la plataforma, y sigue la estela de otros igualmente impactantes que se pueden ver en su catálogo, como las exitosas El cuerpo en llamas o El caso Asunta.

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La eternidad de Ofelia: Ivana Baquero, entre criaturas, sueños y exilios

Un 11 de octubre de 2006, el cine español se abría a lo maravilloso y a lo terrible: irrumpía en la pantalla el laberinto del fauno, fábula cruel y luminosa de Guillermo del Toro. Aterrizada en Estados Unidos bajo el nombre de Pan’s Labyrinth —invocando al dios pagano que habita en los márgenes de la razón—, la obra sedujo a la Academia de Hollywood con seis nominaciones al Oscar, llevándose tres estatuillas que sellaron su paso como un clásico instantáneo. Y entre todos los nombres que emergieron de aquel bosque oscuro, uno brilló con una nitidez inesperada: el de Ivana Baquero, apenas una niña de doce años, que se alzó con el Goya a mejor actriz revelación, convirtiéndose en la segunda intérprete más joven en lograrlo.

Casi dos décadas después, Baquero vive dividida entre los dos mundos —como su Ofelia—, con un pie en España y otro en Estados Unidos, navegando con soltura entre mercados, acentos y géneros. “Fue absolutamente mágico. No esperaba en absoluto ganar el Goya”, confiesa con la humildad intacta. “Cuando escuché mi nombre, supe que todo estaba a punto de cambiar. Me llevó años asimilar lo que el laberinto del fauno significó, no solo para mí, sino para la historia del cine”.

Encarnó a Ofelia, niña y heroína de un cuento atravesado por las balas de la Guerra Civil, figura de resistencia íntima frente a la brutalidad del mundo. Un personaje que aún hoy sigue abriéndole puertas: “Jamás me he sentido encasillada. Todo lo contrario: he sido muy afortunada de haber formado parte de lo que muchos ya consideran un clásico”.

Monstruos, cicatrices y fábulas oscuras

Fue con Del Toro que aprendió una lección fundamental: que los cuentos de hadas, antes de ser azucarados por Disney, eran bestiarios sangrientos y oscuros. “Guillermo me enseñó que, en realidad, los cuentos eran violentos. En la versión original de La Cenicienta de los hermanos Grimm, una hermanastra se amputa los dedos para calzarse el zapato, y al final los pájaros le arrancan los ojos. ¡Imagina eso en una matiné!”

Sin embargo, los monstruos —los reales o los imaginados— nunca la intimidaron. Antes de adentrarse en los laberintos de Del Toro, ya había recorrido los pasillos del horror junto a Paco Plaza (Romasanta, 2004) y Jaume Balagueró (Frágiles, 2005). “Estaba acostumbrada a las criaturas, a los efectos, a los animatrónicos. El laberinto del fauno era ya mi sexta película. Me encantaba el set, lo absorbía todo como una esponja. Me divertía con todos, tanto con los humanos como con las criaturas”.

El Fauno, el Hombre Pálido y otros amores

Guarda un cariño especial por su familia de rodaje: Maribel Verdú, Ariadna Gil, Sergi López… y Doug Jones, el hombre tras la máscara del Fauno y del terrorífico Hombre Pálido. “Doug es un encanto absoluto. Aprendió todos sus diálogos en español sin hablar el idioma, ¡eso tiene un mérito inmenso! Por suerte, compartíamos el inglés, así que ensayábamos mucho. Admiraba su entrega”.

Mientras rodaba y jugaba entre seres fantásticos, Ivana cursaba sus estudios en un colegio americano, lo que le permitiría más tarde cruzar con naturalidad el Atlántico y sumergirse en el mercado internacional.

Entre espadas, identidades y ciencia ficción

A los 14 años debutaba en Hollywood como hija de Kevin Costner en The new daughter. Luego vendría Las crónicas de Shannara, rodada en Nueva Zelanda entre 2016 y 2017, donde a lomos de caballos y empuñando dagas, su personaje de Eretria se convertiría en un inesperado icono LGTBI. “Interpretar a un personaje queer fue enriquecedor, educativo, y me enorgullece el impacto que tuvo. Sin duda, marcó un antes y un después”.

Ivana saltaba de un género a otro con la gracia de quien no teme reinventarse. Participó en Mi otro yo, de Isabel Coixet, junto a Sophie Turner, y en la deliciosa locura ochentera de Black Friday, una comedia de terror con ecos de Los Goonies, coprotagonizada por Bruce Campbell, Devon Sawa y Michael Jai White. “Es una carta de amor al cine de terror clásico. El elenco era divertidísimo. Espero que quienes la vean se dejen llevar por su espíritu gamberro”.

De regreso al hogar, entre crímenes y barcos

Netflix la fichó para Alta mar, donde interpretó a Eva Villanueva hasta 2020, lo que supuso un breve retorno a la ficción española. Y ahora, como adulta y actriz consolidada, da un giro hacia el true crime con La viuda negra, basada en el espeluznante caso real de Maje y el asesinato de su marido en Valencia. Acompañada por Carmen Machi y Tristán Ulloa, Baquero se adentra en los abismos del crimen real con temple y madurez.

El hechizo continúa

A sus 30 años, Ivana Baquero ha superado ya todas las pruebas del fauno. Su travesía no ha perdido ni un ápice de la magia que la convirtió en Ofelia, ni del coraje con el que ha cruzado fronteras, idiomas y géneros. Entre criaturas de látex, textos imposibles en idiomas ajenos y miradas queer que desafían al mundo, Ivana sigue escribiendo su cuento. Uno en el que, por suerte, aún hay monstruos que nos hacen soñar.

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