La piel como abismo: la desnudez de Scarlett Johansson en Under the Skin

El cine ha explorado el desnudo desde mĆŗltiples perspectivas, pero rara vez lo ha hecho con la frialdad y la intensidad con la que Jonathan Glazer lo aborda en Under the Skin (2013). En esta pelĆ­cula, el cuerpo de Scarlett Johansson se despoja de cualquier carga erĆ³tica convencional para convertirse en un sĆ­mbolo de alienaciĆ³n, en un disfraz de carne que oculta el vacĆ­o existencial de un ser ajeno a la humanidad. Lejos de la mirada tradicional que fetichiza el cuerpo femenino, Glazer nos presenta un desnudo clĆ­nico, carente de deseo, donde la piel se muestra como una envoltura transitoria, destinada a ser descartada. La desnudez de Johansson, filmada con una crudeza casi cientĆ­fica, es el vehĆ­culo para una de las exploraciones mĆ”s perturbadoras de la otredad en la historia del cine contemporĆ”neo.

Jonathan Glazer no ha sido un cineasta prolĆ­fico, pero su obra destila una precisiĆ³n quirĆŗrgica que hace de cada una de sus pelĆ­culas un acontecimiento. Desde la arrolladora y surrealista Sexy Beast (2000) hasta la perturbadora Birth (2004), Glazer ha demostrado que solo regresa a la pantalla cuando tiene algo verdaderamente trascendental que explorar. Con Under the Skin (2013), basada en la novela de Michel Faber, el director nos sumerge en una obra hipnĆ³tica y radical que se sumerge en la esencia de la compasiĆ³n, el mal, la percepciĆ³n y, sobre todo, lo que significa ser humano.

23202722 La piel como abismo: la desnudez de Scarlett Johansson en Under the Skin

La pelĆ­cula fusiona la road movie con la ciencia ficciĆ³n en un ejercicio de abstracciĆ³n sensorial. Todo comienza de manera inquietante: una criatura alienĆ­gena adopta la forma humana de una mujerā€”y no de cualquier mujer, sino de Scarlett Johansson, un Ć­cono de belleza contemporĆ”neaā€”como si su propia corporeidad fuera un disfraz, una piel prestada. En una secuencia de imaginerĆ­a cĆ³smica y minimalista, asistimos al nacimiento de una mirada: un ojo que se forma, el lenguaje que emerge del vacĆ­o, una lĆ”grima que se desliza. Lauraā€”o aquello que finge ser Lauraā€”estĆ” lista para entrar en nuestro mundo.

Desde ese momento, la vemos recorrer las calles de Glasgow, acechando a hombres solitarios con una sonrisa hipnĆ³tica y una voz seductora. No se trata de seducciĆ³n en el sentido convencional, sino de algo mĆ”s primitivo y escalofriante: ella no busca placer, sino materia prima. La pelĆ­cula adquiere entonces un cariz erĆ³tico, pero en su vertiente mĆ”s glacial, desprovista de deseo y plagada de intenciones ominosas. Y aquĆ­ llegamos al punto neurĆ”lgico de su impacto: el desnudo de Scarlett Johansson, que lejos de ser una simple exhibiciĆ³n de su fĆ­sico, se convierte en un gesto cinematogrĆ”fico de una audacia inusitada. Glazer filma su desnudez sin artificios, sin erotismo prefabricado, sino como una revelaciĆ³n cruda y clĆ­nica. Su cuerpo es observado con la misma distancia con la que un entomĆ³logo analiza a un insecto. AquĆ­ el desnudo no es la entrega del deseo, sino el reflejo de su absoluta ausencia, la fisicidad despojada de alma, la carne que solo es piel.

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La escena en la que los hombres se adentran en un lĆ­quido oscuro y viscoso, atrapados en un vacĆ­o en el que su humanidad se disuelve literalmente, es una de las imĆ”genes mĆ”s perturbadoras del cine reciente. La pelĆ­cula nunca nos da una respuesta clara sobre lo que estĆ” ocurriendo. ĀæEs un mecanismo de alimentaciĆ³n? ĀæUna forma de cosechar cuerpos? Glazer rehĆŗye las explicaciones y, en su lugar, nos sumerge en una experiencia sensorial que nos obliga a sentir el extraƱamiento y la desconexiĆ³n.

Pero entonces Under the Skin da un giro inesperado: lo que comienza como la historia de una depredadora extraterrestre se convierte en una fĆ”bula trĆ”gica sobre la transformaciĆ³n y la fragilidad. Laura, inicialmente un ente sin empatĆ­a, comienza a experimentar lo que significa ser humana. Lo que era un juego de caza se transforma en una travesĆ­a de autodescubrimiento. Con la progresiva asimilaciĆ³n de emociones humanas, la criatura pierde su propĆ³sito inicial y se convierte en vĆ­ctima del mismo mundo al que habĆ­a venido a explotar. En este sentido, Under the Skin subvierte el mito del extraterrestre invasor y lo transforma en una historia de vulnerabilidad y condena.

1 La piel como abismo: la desnudez de Scarlett Johansson en Under the Skin

Glazer logra construir un cuento de horror existencial sin apenas recurrir a las palabras. Es un cineasta que confĆ­a plenamente en el poder de la imagen y el sonido para moldear la narrativa. La mĆŗsica de Mica Levi es un personaje en sĆ­ mismo, una partitura tensa y espectral que refuerza la sensaciĆ³n de estar atrapados en una pesadilla febril. Johansson, por su parte, entrega la mejor interpretaciĆ³n de su carrera: su mirada vacĆ­a al inicio de la pelĆ­cula se llena progresivamente de asombro y angustia, y en su rostro se dibuja el conflicto interno de un ser que comienza a comprender lo que significa sentir.

En su tramo final, Under the Skin nos enfrenta a una revelaciĆ³n brutal: Laura, que ha aprendido la compasiĆ³n y la bondad, es incapaz de escapar a su propia naturaleza ni al destino que le espera en un mundo que solo ve en ella una presa mĆ”s. La pelĆ­cula cierra su cĆ­rculo en una escena de una crudeza insuperable, donde la piel, que antes era su disfraz, se convierte en su maldiciĆ³n. AsĆ­, lo que comenzĆ³ como un relato sobre la caza se convierte en una elegĆ­a sobre la imposibilidad de la redenciĆ³n.

3 La piel como abismo: la desnudez de Scarlett Johansson en Under the Skin

En definitiva, Under the Skin no es solo la mejor pelĆ­cula de ciencia ficciĆ³n de la dĆ©cada; es un poema visual sobre la otredad, el deseo y la condena de existir. Con su radical propuesta estĆ©tica y su perturbador subtexto, Jonathan Glazer firma una obra maestra que desafĆ­a la percepciĆ³n misma del cine y del cuerpo, convirtiendo la desnudez de su protagonista en un acto de despojamiento total: un reflejo de la angustia de una criatura que, en su intento de ser humana, solo descubre su propio abismo.