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Los premios Feroz 2025: un manifiesto político disfrazado de gala cinematográfica

La noche de los premios Feroz 2025, celebrada ayer, dejó una clara sensación entre quienes siguieron la velada: lo que debería haber sido una celebración plural del cine español se convirtió en una proclamación ideológica unidireccional. Más que una gala de premios, el evento pareció un foro político, donde la izquierda, y más específicamente el movimiento social-político que la representa, tomó el control absoluto del escenario para ofrecer un espectáculo teñido de militancia.

Una gala de cine con guion político

Desde el inicio, el tono de la ceremonia dejó entrever que el cine era solo el pretexto. Los discursos de apertura, cargados de referencias explícitas a las luchas sociales y políticas del momento, marcaron una línea narrativa que dominó el resto de la noche. Mensajes contra las políticas conservadoras, alusiones a la importancia del feminismo, los derechos LGTBIQ+ y la denuncia de «la amenaza de la ultraderecha» fueron constantes en una gala que parecía haber olvidado que su propósito principal era premiar la excelencia artística.

Los presentadores, los ganadores y hasta los invitados parecieron alineados en un guion ideológico, donde las películas y sus méritos pasaron a un segundo plano. En su lugar, el protagonismo recayó en los mensajes políticos, en los llamados al activismo social y en la celebración del cine como herramienta para «luchar por un mundo más justo», un concepto noble pero que, en este contexto, pareció más bien una excusa para reforzar un relato unilateral.

Los grandes vencedores: el cine catalán y las producciones afines

En una noche donde se respiraba la atmósfera de un evento coreografiado, las producciones catalanas y las películas que abrazan las temáticas más queridas por la izquierda política destacaron como grandes triunfadoras. Obras como Casa en llamas de Dani de la Orden, Salve María de Mar Coll y El 47 de Marcel Barrena acapararon los galardones más importantes, consolidando la narrativa de que el cine español, en esta etapa, está fuertemente vinculado al discurso político imperante.

Estas películas, aunque técnicamente bien realizadas, no dejan de ser reflejo de una tendencia preocupante: la premiación de obras no necesariamente por su calidad cinematográfica, sino por su capacidad para reforzar un ideario específico. La ausencia de diversidad temática en los premios fue palpable, lo que redujo la gala a una suerte de eco chamber donde solo se escuchaba una voz, una perspectiva y una ideología.

¿Arte o herramienta política?

La instrumentalización del arte para fines políticos no es un fenómeno nuevo, pero su intensidad y su falta de sutileza en los Feroz 2025 han generado críticas entre aquellos que creen en un cine más plural. El cine, como forma de expresión artística, debería ser un espacio para todas las voces, no un vehículo exclusivo para promover una única visión del mundo.

Lo que podría haber sido una noche para celebrar la diversidad creativa del cine español terminó reforzando la percepción de que los premios no son más que una extensión de la agenda política dominante. Esto no solo socava la legitimidad de los galardones, sino que también polariza aún más a una industria que debería ser un reflejo de la riqueza cultural y artística de una sociedad, no un brazo propagandístico de ninguna facción.

Un cine sin fronteras ideológicas

El cine español, como cualquier industria cultural, debería aspirar a ser un espacio donde convivan todas las sensibilidades. Sin embargo, las recientes premiaciones parecen apuntar en otra dirección: un cine que, en lugar de unir, divide, que en lugar de explorar la complejidad de la condición humana, la simplifica a través de una lente ideológica.

En este contexto, es fundamental plantearse hasta qué punto estos premios están reflejando la realidad del cine español o si simplemente están respondiendo a las demandas del momento político. Porque el arte, en su esencia, debería ser libre, imprevisible y capaz de sorprender, no una herramienta predecible al servicio de un discurso previamente escrito.

La noche de los Feroz 2025 será recordada no tanto por las películas premiadas, sino por lo que representó: un evento que, más que celebrar el cine, reafirmó una dirección ideológica específica. Y en ese sentido, más que un triunfo para el arte, fue una victoria política.