El aullido azul hacia 2028: el universo de Sonic se expande como un cometa eléctrico
Hay sagas que avanzan como locomotoras, y otras —más escasas, más traviesas— que corren como animales mitológicos. Sonic the Hedgehog pertenece a esta segunda especie: una criatura veloz, chispeante, con esa mezcla impagable de nostalgia de recreativa y brío contemporáneo. Y ahora, tras haber conquistado taquillas y tender puentes entre generaciones, Paramount anuncia algo más que un calendario: anuncia un horizonte. Una constelación en expansión.
Porque no, la historia no se detiene con Sonic 4 en 2027 —que ya promete ser un gran torbellino de velocidad azul—, sino que acelera hacia un fenómeno todavía más inquietante y seductor: un spin-off cinematográfico previsto para diciembre de 2028. Una pieza nueva, una rama divergente, un destello del futuro del llamado “Sonic Universe Event Film”, nombre provisional que suena casi a acto litúrgico dentro del blockbuster moderno.

Pero antes de mirar al porvenir, conviene recordar el camino. El primer Sonic de imagen real emergió entre dudas y rediseños sonrojantes, pero terminó corriendo como un rayo hacia una taquilla que lo coronó —con justicia— como una de las adaptaciones de videojuego más vibrantes jamás rodadas. Las dos secuelas ampliaron el terreno de juego, texturizaron la mitología y nos entregaron a un Shadow que ya vive en el imaginario colectivo con la fiereza de un personaje de culto contemporáneo. La serie centrada en Knuckles consolidó aún más esa sensación de universo en ebullición continua.
Y ahora viene la parte hermosa: Sonic está dejando de ser el único guardián de su propio cosmos. La saga madura, se ramifica, juega a ser constelación. El spin-off de 2028 parece surgir precisamente de esa necesidad: explorar la periferia, los satélites, las almas secundarias que llevan décadas reclamando sus veinte minutos de gloria. Shadow —convertido en fenómeno pop de pleno derecho— se erige como el candidato natural. Tails, con su dulzura luminosa, es el anhelo de una parte enorme del fandom. Y Amy, con esa mezcla de ternura y empuje, sería capaz de protagonizar la comedia romántica de acción que Hollywood aún no sabe que necesita.

Paramount, fiel al espíritu del capitalismo mitológico del siglo XXI, ha comprendido que Sonic no es un personaje: es una puerta. Y detrás de esa puerta hay un repertorio vasto, colorista, multiforme, que puede sostener muchas películas sin agotar jamás el impulso narrativo. No hablamos solo de secuelas: hablamos de ramificaciones, de películas-evento, de expansiones laterales que convierten al erizo azul en un eje gravitacional.
Eso explica por qué Sonic 4 —fechada para marzo de 2027— será la antesala del gran despliegue. La productora prepara un doble toque de campanas: por un lado, esa nueva película central, que previsiblemente oficiará como un clímax emocional para el trío Sonic-Tails-Knuckles; por otro, la cinta de 2028 que, según su propio nombre provisional, será algo más que un simple spin-off. Será un ritual. Un gesto definitorio. Un movimiento de galaxia.

La industria lo ve con claridad matemática: las tres primeras películas han superado los mil millones de dólares en taquilla y no muestran señales de agotamiento. En tiempos donde las franquicias se desgastan con la velocidad de la espuma, Sonic se mantiene firme, respirando entre generaciones, recordándonos que el público agradece todavía la chispa, la energía lúdica, el juego total.
¿Y hacia dónde puede correr este universo? Hacia donde quiera. Hacia las sombras de Shadow o las espirales de Amy. Hacia crossovers soñados o incluso hacia territorios tonales nuevos: ¿por qué no una película más oscura, más introspectiva, más centrada en el mito que en la comedia? ¿Por qué no un film fragmentario, coral, donde los héroes secundarios asuman el protagonismo que el videojuego original siempre apuntó?
En 2027 y 2028 veremos cómo la criatura azul deja de ser corredor solitario para convertirse en arquitecto de su propio cosmos narrativo. Veremos cómo la velocidad, lejos de dispersar, crea mundos. Veremos cómo Sonic, tras décadas de correr hacia adelante, empieza a correr hacia arriba.
El futuro del erizo es un destello eléctrico en la noche del blockbuster. Y ya empieza a iluminar el camino.



