El Olimpo del fútbol en la Supercopa de España en Arabia: Estrellas y un guardián supremo
Cancerbero mitológico Courtois
El Olimpo del fútbol en la supercopa: Estrellas y un guardián supremo
La final de la Supercopa de España no solo es un duelo entre gigantes, sino un escaparate de los nombres que marcan una era. Arabia Saudí acoge un Madrid-Barça cargado de simbolismo y quilates, donde convergen algunos de los jugadores más valiosos del mundo. Un cartel donde los destellos de Vinicius, Bellingham, Lamine Yamal y Mbappé rivalizan con los fulgores de Pedri y Raphinha, construyendo una narrativa que entrelaza generaciones y estilos.
La constelación del siglo XXI
Vinicius, con sus 200 millones de euros de tasación, encabeza esta constelación. El brasileño, que en tres años ha duplicado su valor de mercado, es la encarnación del extremo moderno: desequilibrante, vertical y decisivo en los momentos cruciales. Pero no está solo. A su lado, Jude Bellingham, un mediocentro que aúna elegancia, potencia y visión. Valorado en 180 millones, el inglés ha redefinido su posición con actuaciones que mezclan la fiereza del box-to-box con la sutileza del creador de juego.

Frente a ellos, el Barça presume de Lamine Yamal, el prodigio de 17 años que en un año ha visto su valor triplicarse hasta los 180 millones. Formado en la Masia, Lamine es la promesa que simboliza el futuro: un jugador capaz de desequilibrar con la misma naturalidad con la que respira. Y no menos icónico es Pedri, la brújula que marca el ritmo del Barça, cuyo talento para orquestar el juego recuerda a las figuras más ilustres de la historia blaugrana.
A este elenco se suma Mbappé, un veterano en comparación, pero con solo 26 años. Su valor actual, 160 millones, sigue siendo un testimonio de su habilidad innata para definir partidos en instantes. Raphinha, por su parte, aporta una chispa creativa que desborda por los extremos, encarnando la tradición brasileña de fútbol alegre y audaz.
Los señores del juego y el guardián del abismo
Estos nombres titilan como estrellas en el firmamento del fútbol mundial, cada uno con la capacidad de decidir el destino de un partido con una jugada. Sin embargo, tras todo el brillo, en la sombra de la portería, se encuentra el verdadero eje de este duelo: Thibaut Courtois.

Courtois, el guardián belga, es el arquitecto silencioso de los triunfos. No lleva el fulgor de los goles ni el virtuosismo del regate, pero domina algo más esencial: el control absoluto del caos. En las noches de alta tensión, cuando las estrellas chocan y los campos se convierten en campos de batalla, Courtois emerge como una figura casi mitológica, capaz de detener el tiempo con una parada y cambiar el curso de la historia con sus guantes.
El rey silente de la supercopa
Si Vinicius y Pedri son el fuego, si Lamine y Bellingham son el aire, Courtois es la tierra que sostiene el equilibrio. Su dominio bajo los palos convierte lo imposible en rutina, frustrando los sueños de los atacantes más hábiles y dando a su equipo la seguridad necesaria para desplegar su magia.
En este duelo de titanes, donde cada pase y regate será escrutado con lupa, será Courtois quien dicte el ritmo definitivo. Porque en el juego de las estrellas, el partido siempre encuentra un alma que lo gobierna. Y esa alma, como tantas veces, puede ser el guardián belga, quien al final de todo se erige como el verdadero dominador: el hombre que reina en el abismo y convierte la incertidumbre en calma.
La supercopa está servida. Las estrellas brillan, pero solo uno puede decir el partido. Su nombre es Courtois.
ALINEACIONES
El Real Madrid y el Barcelona se cruzan esta noche en Arabia por tercera edición consecutiva en la final de la Supercopa de España, que este año se disputa en Yeda. En las dos anteriores, cada equipo se hizo en una ocasión con el título. Ancelotti y Flick apuestan por sus mejores hombres para el segundo Clásico de la temporada: en el primero, en LaLiga, los culés se impusieron con contundencia, por 4-0, en el Santiago Bernabéu, el 26 de octubre pasado.
El Real Madrid tenía bien claro el once que pondría0en liza en la finalísima y lo hizo público casi tres horas antes del inicio del partido. Ancelotti ha dado con la fórmula tras un inicio de curso titubeante y ya tiene un once claro para los partidos decisivos. El 4-3-3 se ha impuesto con Vini, Mbappé y Rodrygo en punta y con una medular en la que Bellingham hace de mediapunta y Camavinga y Valverde son los mediocentros, con el francés más fijo en la posición de pivote. Repite el mismo once de las semifinales.
En el Barcelona, en cambio, hay dos grandes dudas. Por un lado, Szczesny e Iñaki Peña se disputan la portería. El alicantino era el meta elegido por Flick para disputar el tornero, pero su impuntualidad el miércoles en la sesión de activación le costó la titularidad. El polaco rindió a un buen nivel contra el Athletic, por lo que no está claro quién ocupará el arco. Por otro lado, también hay la incógnita de qué futbolista se moverá en la mediapunta: se la rifan Gavi y Olmo. El andaluz firmó en la semifinal el mejor partido del curso, con gol y asistencia incluidos, pero el de Terrassa ya tiene licencia para jugar y estaba siendo titular hasta que LaLiga le dio de baja.