Arqueólogos descubren bajo el mar una entrada monumental del Faro de Alejandría: tiene 2.000 años, pesa 80 toneladas y será clave para su reconstrucción

Arqueólogos descubren bajo el mar una entrada monumental del Faro de Alejandría: tiene 2.000 años, pesa 80 toneladas y será clave para su reconstrucción


El Faro de Alejandría vuelve a la vida tras la aparición de 22 bloques colosales encontrados en el fondo del mar

La imagen es imponente: grúas flotantes elevando desde el fondo marino enormes bloques de granito, algunos de hasta 80 toneladas, que una vez formaron parte de uno de los monumentos más fascinantes de la Antigüedad. Tras más de dos mil años de historia, parte del Faro de Alejandría, símbolo de la ingeniería helenística y una de las Siete Maravillas del Mundo Antiguo, ha vuelto a ver la luz del sol. Esta espectacular operación ha sido posible gracias a una misión arqueológica dirigida por la investigadora y arquitecta Isabelle Hairy, del Centre National de la Recherche Scientifique (CNRS) de Francia, en colaboración con el Centre d’Études Alexandrines (CEAlex) y bajo la autoridad del Ministerio de Turismo y Antigüedades de Egipto.

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Impactante hallazgo bajo el mar: encuentran bloques colosales de una entrada monumental del Faro de Alejandría, con 2.000 años y 80 toneladas, clave para su reconstrucción (Christian Pérez)
La operación, documentada con detalle por la Fondation Dassault Systèmes y recogida en su comunicado de prensa, marca un hito en la arqueología submarina. Nada menos que 22 bloques monumentales han sido rescatados del fondo del puerto de Alejandría: dinteles de puertas, jambas colosales, losas de base y umbrales que formaron la entrada ceremonial del antiguo faro. Incluso ha salido a la superficie una estructura hasta ahora desconocida: un pilono decorado al estilo egipcio, fabricado en época helenística, que podría haber servido como portal simbólico o ritual de acceso a la torre.

Estos restos, sumamente bien conservados a pesar de los siglos bajo el agua, no serán simplemente almacenados en museos. Cada bloque será escaneado minuciosamente con técnicas de fotogrametría avanzada para ser integrado en una ambiciosa reconstrucción digital que busca devolver al faro su gloria original. Esta reconstrucción —un “gemelo digital” del monumento— se está llevando a cabo gracias a la colaboración entre arqueólogos, ingenieros y voluntarios tecnológicos que trabajan como si estuvieran resolviendo un gigantesco puzle arqueológico.

Del colapso sísmico a la resurrección virtual
Construido a comienzos del siglo III a. C., bajo el reinado de Ptolomeo II Filadelfo, el Faro de Alejandría fue mucho más que una simple torre luminosa: fue un emblema del conocimiento, el poder y la cosmopolitismo de la ciudad fundada por Alejandro Magno. Diseñado por el arquitecto Sóstrato de Cnido, alcanzaba una altura estimada de más de 100 metros, lo que lo convirtió en la estructura más alta jamás construida por el ser humano hasta bien entrada la Edad Media. Su luz, alimentada probablemente por fuegos de aceite o madera, se reflejaba mediante espejos de bronce o cobre, y podía verse desde decenas de kilómetros mar adentro.


Durante siglos, guió a navegantes de todo el Mediterráneo a través de las traicioneras aguas que rodeaban la isla de Faros, donde se alzaba la torre. Pero su destino cambió drásticamente a partir del siglo XIV, cuando una serie de terremotos destruyó gran parte de la costa egipcia y provocó el colapso definitivo de la estructura. A partir de entonces, el faro fue canibalizado como cantera: sus piedras acabaron integradas en otras construcciones, como la fortaleza del sultán mameluco Qaitbay, erigida en 1477 sobre el mismo emplazamiento.

Aunque parte de sus ruinas eran visibles bajo el agua desde los años 60, no fue hasta 1995 cuando el arqueólogo francés Jean-Yves Empereur dirigió la primera campaña sistemática para estudiar sus restos submarinos. Desde entonces, se han registrado más de 3.000 fragmentos arquitectónicos, incluyendo estatuas, columnas y bloques ciclópeos. Durante la última década, más de 100 de estos elementos han sido digitalizados in situ, y ahora, con esta nueva campaña de rescate, se da un paso más hacia su reconstrucción integral.

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Faro
Ciencia, historia y tecnología al servicio del patrimonio
El proyecto actual, denominado “PHAROS”, es mucho más que una excavación. Es un esfuerzo multidisciplinar que combina arqueología, historia del arte, arquitectura, numismática, egiptología e ingeniería digital. Uno de sus principales objetivos es comprender no solo cómo fue construido el faro, sino también por qué y cómo colapsó, y qué significado simbólico tuvo en la historia de Egipto y del mundo helenístico. Para ello, el equipo recopila no solo restos físicos, sino también referencias históricas, descripciones literarias, monedas y representaciones artísticas que, aunque dispersas y a menudo contradictorias, permiten reconstruir una imagen más completa del monumento perdido.

Los ingenieros voluntarios de Dassault Systèmes, expertos en simulaciones digitales utilizadas habitualmente en la industria aeroespacial, han tomado el reto con entusiasmo. Gracias a la digitalización de cada bloque y a las simulaciones en entornos 3D, están comenzando a ensamblar el faro pieza por pieza en el entorno virtual. La intención no es solo crear una maqueta digital, sino una auténtica experiencia inmersiva que permita a cualquier persona visitar el faro como si caminara por sus pasillos hace 2.000 años.

En paralelo, GEDEON Programmes, la reconocida productora francesa de documentales históricos y científicos, ha financiado parte del operativo logístico —incluyendo la barcaza y la grúa necesarias para levantar los bloques— y ha documentado toda la operación para un nuevo documental de 90 minutos que se emitirá en horario estelar por France Télévisions este mismo año.

Uno de los imponentes bloques que formaban parte de una entrada monumental del Faro de Alejandría fue izado desde el lecho marino durante la operación
Uno de los imponentes bloques que formaban parte de una entrada monumental del Faro de Alejandría fue izado desde el lecho marino durante la operación. Foto: GEDEON Programmes/CEAlex
Reescribiendo la historia de una maravilla
El resurgimiento del Faro de Alejandría no solo es un hito arqueológico, sino también un testimonio del poder de la colaboración internacional para recuperar y preservar la memoria del pasado. Con cada bloque rescatado del mar y cada fragmento ensamblado digitalmente, no solo se reconstruye una torre, sino también una época entera: la del Egipto ptolemaico, en el que la ciencia, el arte y la arquitectura se fusionaron bajo el impulso de una civilización que miraba tanto al Nilo como al Egeo.

Revive las siete maravillas del mundo antiguo como nunca antes: la inteligencia artificial de ChatGPT-4o las recrea en siete imágenes asombrosas, fusionando historia, arqueología y un toque de imaginación
Este proyecto no solo devuelve protagonismo a uno de los monumentos más emblemáticos de la Antigüedad, sino que también marca una nueva era en la conservación del patrimonio: una en la que la historia puede reconstruirse con herramientas del siglo XXI, y donde los límites físicos ya no impiden revivir las maravillas del mundo antiguo.

Extraen del fondo del mar 22 grandes bloques del Faro de Alejandría, incluyendo los dinteles de su puerta
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Tres décadas después de que las aguas de la bahía de Alejandría revelaran los primeros vestigios sumergidos de la séptima maravilla del mundo, una misión arqueológica internacional ha logrado extraer del lecho marino veintidós de los bloques más masivos del legendario Faro de Alejandría.

La operación, dirigida por la arqueóloga y arquitecta Isabelle Hairy, investigadora del Centro Nacional para la Investigación Científica (CNRS) de Francia, representa un avance crucial dentro del programa «PHAROS», cuyo objetivo último es reconstituir digitalmente en toda su magnificencia, esta prodigiosa obra de la antigüedad.

Entre las gigantescas piezas extraídas, algunas con un peso que oscila entre las setenta y ochenta toneladas, están los imponentes dinteles y montantes que formaban parte de la majestuosa puerta de acceso al faro, su umbral y la base que sustentaba la torre.

Pero el hallazgo no se limita únicamente al faro ya que la misión también ha sacado a la luz fragmentos de un monumento hasta ahora desconocido, un pylon con su puerta, una estructura que fusiona el estilo egipcio con la técnica constructiva griega, añadiendo un nuevo enigma al paisaje arqueológico subacuático de Alejandría.

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El rescate es el paso indispensable para la siguiente fase del proyecto «PHAROS”, el estudio minucioso y el escaneo tridimensional de alta precisión de estos veintidós bloques que se unirán así a la centena de elementos arquitectónicos que, durante los últimos diez años, han sido ya meticulosamente digitalizados directamente en su entorno submarino por los equipos del Centro de Estudios Alexandrinos (CEAlex), unidad permanente del CNRS y del Instituto Francés de Arqueología Oriental (IFAO) en Egipto, que opera bajo la autoridad del Ministerio de Turismo y Antigüedades egipcio.

Una vez completado el procesamiento fotogramétrico de los nuevos bloques escaneados, la tarea de reconstrucción virtual recaerá sobre los ingenieros voluntarios de la Fundación Dassault Systèmes. Cada bloque digitalizado, cada fragmento escaneado, deberá ser analizado con extremo rigor científico y situado virtualmente en su posición original hipotética dentro de la estructura desaparecida.

La reconstrucción tridimensional permitirá a los investigadores probar todas las hipótesis posibles, desde los métodos de construcción empleados por los ingenieros ptolemaicos en el siglo III a.C. hasta las causas que provocaron el derrumbe definitivo del faro siglos más tarde. El objetivo es la creación del gemelo digital del Faro de Alejandría, un modelo virtual que ofrecerá la posibilidad única de «visitarlo» como si el tiempo no hubiera pasado.

Un equipo de historiadores, numismáticos, arqueólogos y arquitectas trabajan en sinergia para recopilar y analizar sistemáticamente todas las representaciones y descripciones del faro que han pervivido en las fuentes antiguas, abarcando un arco temporal que va desde finales del siglo IV a.C. hasta su desaparición definitiva a principios del siglo XV.

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Esta labor de investigación documental es esencial ya que permite suplir las lagunas inherentes a unos vestigios arqueológicos extremadamente fragmentarios, consecuencia directa de que el faro fuera utilizado como cantera durante casi dos siglos, entre el cese de su funcionamiento en 1303 y la construcción del fuerte de Qaitbay en 1477, que se erigió precisamente sobre sus cimientos y con sus piedras.

Ningún otro gran faro de la Antigüedad ha sobrevivido hasta nuestros días; el de Alejandría fue el primero, el prototipo, la obra maestra que iluminó el camino para todos los que vendrían después. Esta investigación promete arrojar luz definitiva sobre su configuración única, su ingeniería innovadora y, de manera crucial, sobre las razones que condujeron a su colapso final después de más de mil seiscientos años de desafiar al tiempo y a los elementos.

Erigido a principios del siglo III a.C. bajo el reinado de Ptolomeo I Sóter, esta torre increíble, que se alzaba unos cien metros sobre el Mediterráneo, tenía la misión primordial de guiar a los navegantes hacia un puerto seguro, advirtiéndoles de los peligros de una costa baja y traicionera. Su luz, visible desde una distancia prodigiosa, no solo salvaba vidas, sino que convertía a Alejandría en un faro cultural y comercial, irradiando su poder desde el corazón mismo de las rutas mercantiles del Mediterráneo.

Esta operación de rescate, de por sí espectacular, ha sido captada en imágenes por los equipos de GEDEON dirigidos por la realizadora Laurence Thiriat, material que formará el núcleo de un nuevo documental de noventa minutos destinado a ser estrenado en prime time por France Télévisions.

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