Los Tigres: cuando el cine español vuelve a ser cine

Crítica de Los Tigres

Los Tigres: el valor de la narrativa clásica en tiempos de artificio

Hay algo profundamente reconfortante en Los Tigres, la nueva película de Alberto Rodríguez. No porque revolucione el lenguaje ni porque pretenda sermonear al espectador, sino precisamente por lo contrario: porque recupera la forma más noble y clásica de contar una historia. Una historia que muestra humanidad, emoción y tensión sin necesidad de discursos sociales ni de esas impostadas “esencias especiales” que tanto abundan en el cine reciente.

Rodríguez, veterano de oficio y temple narrativo (Modelo 77, El hombre de las mil caras), se sumerge aquí —literalmente— en el universo de los buzos industriales. Un mundo de hombres y mujeres acostumbrados a jugarse la vida en cada inmersión, donde la precariedad no se denuncia, sino que se siente; donde la épica no se declama, sino que se filma. Esa es quizá la mayor virtud de Los Tigres: no quiere convencernos de nada, solo hacernos vivirlo.

tigres-4371826-1024x576 Los Tigres: cuando el cine español vuelve a ser cine

Antonio de la Torre y Bárbara Lennie interpretan a dos hermanos marcados por el mar y por las deudas emocionales que arrastran. Él, buzo curtido, herido por la edad y las apuestas; ella, la voz de la razón, condenada por una lesión que la retiene en la superficie. Su historia se enreda cuando él planea robar un alijo de cocaína para salvar su situación. Y aunque el argumento podría derivar en moralinas o giros artificiosos, Rodríguez se mantiene fiel al pulso del thriller clásico: dos personajes, una tentación y un riesgo que crece con cada inmersión.

No hay subtextos “woke” ni discursos de diversidad prefabricados, sino pura tensión humana. No hay virtuosismo vacío, sino un director que confía en la fuerza del encuadre y en la textura del agua. Los Tigres es cine hecho con manos, no con hashtags.

La fotografía, premiada en San Sebastián, es un prodigio de solidez visual: el mar se vuelve metálico, las luces del puerto tiemblan como brasas, y cada plano tiene la contundencia del cine de antaño, cuando la cámara era una herramienta de verdad, no un accesorio de estilo.

De la Torre vuelve a demostrar por qué es el gran actor de su generación, y Lennie, aunque con algún tropiezo en su acento, brilla cuando el guion le permite dejar de ser “símbolo” para ser carne. Juntos construyen un relato de amor fraternal sin artificios, donde la culpa y la redención pesan más que cualquier alegato social.

166-LOS-TIGRES_6_05_2024_-©JulioVergne-scaled-1-1024x683 Los Tigres: cuando el cine español vuelve a ser cine

Los Tigres es, en el fondo, una declaración de principios: el recordatorio de que el cine español no necesita reinventar la rueda cada año, ni disfrazarse de manifiesto para ser relevante. Que basta con una buena historia, un director que crea en ella y actores capaces de sostenerla.

Una película normal, sí. Pero en estos tiempos de impostura estética y moral, eso —ser normal, clásica, sincera— es casi un acto de valentía.

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