Música, comunión y trascendencia: el fenómeno Hakuna como pedagogía del alma
Música, comunión y trascendencia: el fenómeno Hakuna como pedagogía del alma
El pasado 28 de abril, un extraordinario clamor de fe y júbilo resonó en la plaza de Cibeles, donde más de 85.000 almas congregadas danzaron, cantaron y oraron al compás de consignas católicas, elevando un mensaje de unidad, esperanza y celebración del espíritu. Este imponente acto, lejos de ser una mera efervescencia musical, constituye una manifestación contundente de cómo el arte sonoro, cuando es nutrido por valores trascendentes, puede erigirse en uno de los instrumentos más nobles para la edificación de la comunidad y la transmisión del bien común. El fenómeno Hakuna es, en este sentido, un caso paradigmático: una evangelización melódica que resiste la vulgarización de la música contemporánea y propone un humanismo cantado, encarnado y vivido.

Un canto nacido del aliento papal
La génesis de Hakuna hunde sus raíces en el calor espiritual de la Jornada Mundial de la Juventud de 2013 en Río de Janeiro, cuando el Papa Francisco instó a los jóvenes católicos a “hacer lío” —es decir, a desacomodarse, a provocar vida nueva allí donde reinaba la tibieza espiritual. José Pedro Manglano, sacerdote entonces vinculado al Opus Dei, acogió este llamado con hondura y, desde Madrid, comenzó a trazar los primeros compases de una obra coral de profundo alcance apostólico. Así nació Hakuna: un movimiento juvenil que, en apenas una década, ha tejido una red global de comunidades vivas, creativas y vibrantes, con presencia ya en más de setenta ciudades y veinte países.
La música como forma de comunión
En el corazón de este fenómeno late la música, no como entretenimiento trivial ni como producto de consumo, sino como vehículo de vivencia espiritual y comunión existencial. Desde su primer disco hasta el celebrado Qaos (2022), Hakuna Group Music ha conjugado talento artístico y testimonio vital, siguiendo su propio credo: “vivimos lo que cantamos y cantamos lo que vivimos”. La ausencia de protagonismos individuales y el carácter coral de sus interpretaciones refuerzan la dimensión comunitaria de su propuesta, en radical contraposición al individualismo narcisista que predomina en buena parte del panorama musical actual.

Una respuesta luminosa frente a la degradación cultural
Frente al panorama generalizado en que ciertos géneros como el reguetón o el rap comercial han sido capturados por discursos impregnados de misoginia, exaltación del hedonismo más burdo y una peligrosa glorificación de la ignorancia, Hakuna se erige como una alternativa luminosa y edificante. En vez de propagar el ruido del nihilismo y la cosificación sexual, sus letras transmiten esperanza, misericordia, comunidad y sentido. En lugar de fomentar el analfabetismo emocional, cultivan la inteligencia del corazón. La música, en manos de Hakuna, recobra su dignidad primera: ser un don pedagógico, una epifanía del alma, una forma de servicio a la verdad.
Una espiritualidad celebrativa: fiesta, oración y cultura popular
La Fiesta de la Resurrección, organizada por la Asociación Católica de Propagandistas, fue el último gran hito de esta corriente: una celebración masiva de la Pascua en la que se fundieron el gozo litúrgico y la vibración popular. Artistas afines a la fe, como Beret o Cali & el Dandee, compartieron escenario con Hakuna, demostrando que la espiritualidad no es ajena a los lenguajes del siglo XXI. Este es, quizás, uno de los logros más notables del movimiento: haber rescatado el pulso popular de la fe sin renunciar a su hondura ni a su belleza, y hacerlo en un contexto donde lo religioso ha sido largamente expulsado del espacio público.

Una pedagogía del alma con resonancia académica
El interés que ha suscitado Hakuna no se ha limitado al ámbito eclesial. Investigaciones académicas comienzan a analizar su estructura organizativa y su eficacia como propuesta de recristianización juvenil en contextos urbanos. El estudio El movimiento Hakuna: estructura organizacional y estrategias para la recristianización de la juventud en España destaca el modo en que esta corriente ha logrado espiritualizar parte del ocio contemporáneo, acuñando incluso un nuevo léxico identitario entre sus miembros: los “pringados” (nombre que asumen con orgullo) o los “revolucionarios elegidos”, categorías que reafirman el compromiso contracultural del movimiento.
El evangelio como ritmo compartido
Hakuna no es un fenómeno aislado. Se inscribe en una nueva oleada de artistas que, desde la música pop, recuperan el anuncio del Evangelio como lenguaje vital. En España, grupos como La Voz del Desierto, Trigo 133 o Ain Karem; y en América Latina, nombres como Athenas o Martín Valverde, constituyen un verdadero resurgir del canto cristiano contemporáneo. Todos ellos, en mayor o menor medida, comparten el anhelo de redimir la música como arte de comunión, belleza y verdad.