Ni Einstein ni Stephen Hawking: Marilyn Vos Savant tiene el coeficiente intelectual más alto jamás registrado

Cuando hablamos de los coeficientes intelectuales más elevados de la historia siempre pensamos en los mismos nombres: Newton, Einstein, Stephen Hawking, Kasparov… pero lo cierto es que hay una mujer que los supera a todos con mucha diferencia. Marilyn Vos Savant tiene un coeficiente intelectual de 228, el más alto jamás registrado, pero aún y así está acostumbrada a pasar por debajo del radar.

Ni siquiera muchos de sus vecinos saben realmente quién es. La mayoría de ellos lo poco que saben es que su marido, Robert Jarvik, es el creador del corazón artificial Jarvik 7, uno de los inventos más famosos de la historia. No se imaginan siquiera que la verdadera eminencia es Marilyn, cuya inteligencia le valió para entrar en el libro de los récords Guiness en 1985 por su elevado cociente intelectual.

Siempre por debajo del radar
A ella no le gusta hablar sobre su coeficiente, prefiere vivir una vida más tranquila. No tiene hijos ni mascotas, no ve la televisión ni lee novelas y apenas es buena resolviendo grandes operaciones matemáticas o deleitándose con su memoria fotográfica. Se levanta cada día a las 7 y tras tomar su café negro y hacer algo de deporte, se sienta en su mesa a trabajar en sus proyectos. Es la rutina que la hace feliz, y no está dispuesta a cambiarla.

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Marilyn Vos Savant es columnista y escritora. Ha escrito varias novelas, pero sus libros más vendidos son aquellos en los que enseña a ejercitar la mente. Esta es probablemente una de las principales razones de su discreta presencia en el imaginario colectivo. A pesar de su impresionante coeficiente intelectual, Vos Savant no centró su carrera en un campo típico asociado a los grandes genios, como la física teórica o las matemáticas avanzadas. Su columna “Ask Marilyn”, publicada en la revista Parade, abordaba problemas lógicos y preguntas cotidianas, acercando el pensamiento crítico al público general. Sin embargo, esta labor no tiene el mismo impacto que el que hubiera tenido un descubrimiento académico o una teoría revolucionaria. Esto explica por qué ha pasado siempre por debajo del radar.
El problema de Monty Hall y por qué el género sí importa
En su caso, el género también puede haber jugado un papel importante en su falta de reconocimiento. En una época donde las mujeres enfrentaban amplias barreras en los ámbitos científicos e intelectuales, Marilyn desafió estereotipos y rompió moldes. Sin embargo, es posible que su condición de mujer brillante en un campo dominado por hombres haya limitado la magnitud de su reconocimiento.

Uno de los grandes ejemplos sobre esto es el famoso problema de Monty Hall, publicado en su columna en 1990. El problema dice lo siguiente: “El concursante debe elegir una puerta entre tres (todas cerradas); el premio consiste en llevarse lo que se encuentra detrás de la elegida. Se sabe con certeza que tras una de ellas se oculta un coche, y tras las otras dos hay cabras. Una vez que el concursante haya elegido una puerta y comunicado su elección a los presentes, el presentador, que sabe lo que hay detrás de cada puerta, abrirá una de las otras dos, en la que habrá una cabra. A continuación, le da la opción al concursante de cambiar, si lo desea, de puerta (tiene dos opciones). ¿Debe el concursante mantener su elección original o escoger la otra puerta? ¿Hay alguna diferencia?

Resumiendo mucho, Marilyn teorizó que lo mejor era seleccionar la segunda puerta, porque eso aumentaba las probabilidades de ganar el coche de 1/3 a 2/3. Debido a su respuesta, que era totalmente contraria a la de otras grandes mentes matemáticas que aseguraban que la probabilidad era la misma, recibió más de diez mil cartas, muchas de ellas machistas, ofensivas e insultantes. Finalmente, se demostró que la teoría de la escritora era correcta, y muchos tuvieron que tragarse sus palabras sobre ella, pero la gran mayoría no llegó nunca a pedirle perdón.

“No tuve una infancia fácil, odiaba el colegio”
Como en muchos de los grandes genios de la historia, su inteligencia fue su don, pero también su condena. Especialmente durante su infancia, donde Marilyn llegó incluso a odiar el colegio. La escritora fue a un colegio público normal, y jamás llegó a sentirse aceptada. Sus profesores no lograron convertirse nunca en sus referentes, pues ella, a los siete años, tenía ya la inteligencia de una persona de veinte, y a los diez era más inteligente que cualquier otra persona. Ellos la consideraban demasiado soberbia por ello. Para sus compañeros, Marilyn era como un bicho raro, y tampoco llegó a tener nunca afinidad con ninguno de ellos.

“No tuve una infancia feliz. Odiaba el colegio. Muchas veces me sentí frustrada por ser tratada como una ciudadana de segunda clase: una niña. Mis padres y profesores veían mi inteligencia como algo simpático, nada útil”, explicó hace años en una entrevista.

Marilyn nunca llegó a destacar por sus buenas notas, trataba de ocultar su condición para intentar integrarse entre sus compañeros. Su padre, conocedor de sus altas capacidades y a sabiendas de que él no podía enseñarle nada que ella no supiera a pesar de ser solo una niña, le dijo que lo mejor era que estudiara por su cuenta, y así lo hizo. Marilyn ayudaba durante el día en el negocio familiar, mientras que por las noches estudiaba y escribía. Así logró convertirse en la escritora que siempre quiso ser.

Los consejos de Marilyn Vos Savant para ejercitar la mente
En toda su trayectoria, Marilyn Vos Savant ha escrito varios libros en los que enseña a ejercitar la mente y potenciar las capacidades cognitivas. Algunos de estos, como “Brain Building” y “The Power of Logical Thinking”, ofrecen consejos prácticos y accesibles para quienes buscan mejorar su forma de pensar y enfrentar los retos intelectuales de la vida diaria.

Los pilares fundamentales para poder ejercitar la mente 1 Desarrollo del pensamiento crítico​ 2 Resolución regular de problemas lógicos 3 Curiosidad 4 Cultivar hábitos saludables para el cerebro 5 Poder del lenguaje y la comunicación como herramientas para fortalecer el pensamiento.

Uno de los pilares de su filosofía es el desarrollo del pensamiento crítico. Para Vos Savant, aprender a cuestionar la información que nos rodea es esencial. No debemos aceptar lo que escuchamos o leemos sin antes analizarlo de forma cuidadosa. Cuestionarnos el porqué de las cosas es un ejercicio básico, pero poderoso, que ayuda a profundizar en el conocimiento y a evitar caer en conclusiones precipitadas.

Otra de sus recomendaciones para ejercitar la mente es la resolución regular de problemas lógicos. Para Vos Savant, los acertijos y ejercicios matemáticos son al cerebro lo que el ejercicio físico es al cuerpo: una forma de mantenerlo ágil y saludable. Según Marilyn, este tipo de ejercicios no solo mejora las habilidades de razonamiento, sino que también ayuda a abordar los problemas que se nos presentan en nuestro día a día de forma más estructurada.

La curiosidad también ocupa un lugar importante en su filosofía de vida. Marilyn invita a sus lectores a mantener una mentalidad abierta y dispuesta a aprender constantemente. Explorar nuevos temas, leer sobre áreas fuera de nuestra zona de confort o incluso aprender nuevas habilidades son formas efectivas de expandir las capacidades del cerebro y fomentar su plasticidad.

La escritora también subraya la necesidad de cultivar hábitos saludables para el cerebro. Una buena alimentación, el ejercicio físico regular y un descanso adecuado son factores indispensables para optimizar el funcionamiento mental. Para ella, el cerebro no está desconectado del cuerpo, sino más bien al contrario, ambos trabajan en armonía, y lo que afecta a uno repercute en el otro.

Finalmente, destaca el poder del lenguaje y la comunicación como herramientas para fortalecer el pensamiento. Elegir palabras con precisión y expresar ideas con claridad no solo mejora nuestra capacidad de argumentación, sino que también fomenta mejores relaciones interpersonales. Escuchar activamente y debatir con otros desde la comprensión, en lugar de la confrontación, también ayuda a enriquecer nuestra perspectiva.

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