Penny Lane se desnuda para SI y los lectores de Passionatte Lucenpop
Penny Lane, modelo de SI: de sueño infantil a brillante realidad
Una infancia tejida de recortes y anhelos
Desde que Penny vio, a los quince años, aquellas portadas que la impresionaron profundamente, recortó las imágenes y las colgó en su pared como emblemas de una belleza que emanaba confianza y empoderamiento. Manifestó entonces su destino: “Voy a hacer eso, no sé cómo, pero lo haré.” Una promesa al viento, y sin embargo, tan certera como el pulso de una estrella naciente.
El precio de encajar y el valor de sanar
A los dieciséis años, Penny ingresó en el mundo del modelaje con la fuerza de una llama juvenil. Pero pronto sintió el peso —la exigencia industrial la empujó a dietas extremas y hábitos que quebrantaron su salud física y emocional. Decidió dar un paso atrás, priorizar su bienestar y reinventarse desde el reconocimiento holístico y la armonía consigo misma, formándose como holistic health coach.
El viaje a SI Swimsuit: gratitud hecha imagen
Su llamado al mundo de Sports Illustrated llegó en forma de Swim Search 2023: fue una de las siete finalistas seleccionadas, y así dio su debut en la emblemática edición número 60, filmada en la luz suave de Portugal bajo la lente de Ben Watts. “Estoy agradecida, eufórica y orgullosa”, declaró.
Un regreso triunfal: Suiza y nueva metamorfosis
Filmada por Derek Kettela entre los paisajes helados de Zurich, Penny retorna para la edición 2025, acompañada por modelos como Hunter McGrady y Camille Kostek. Entre texturas invernales y atuendos vanguardistas, su figura se alza como sello de resiliencia, estilo y sofisticación actualizada.
Premios, marcas y versatilidad profesional
La revista no tardó en coronarla como Rookie of the Year 2024, un reconocimiento que celebró no solo su presencia estética, sino su historia de coraje y autenticidad.
Además, Penny ha sido imagen de marcas de renombre —desde SKIMS e Intimissimi hasta Armani y Charlotte Tilbury— y ha caminado en pasarelas como la del Swim Week en Miami, luciendo bikinis de Two Fish y Heidi Fish con esa mezcla de delicadeza y fuerza.
La actuación como otro escenario
Su talento no se limita a la moda: aparece en Justice League (2017) como cuerpo de guardaespaldas de Lex Luthor, y en el vídeo de Drake “Falling Back” (2022), poniendo en juego su expresión artística en otros universos.
Más allá del glamour: una visión holística de la belleza
Penny utiliza su visibilidad para alentar a que la belleza se mire desde el interior. Invita a abrazar el bienestar emocional como vía para desplegar el esplendor auténtico, promoviendo la positividad corporal y desconstruyendo estándares rígidos.
Conclusión lírica
Penny Lane es mucho más que una presencia impecable entre bikinis y lentes fotográficos: es la encarnación de un viaje emocional, de sanación y de empoderamiento. Desde recortar sus sueños en la pared de una adolescente, hasta conquistar el escenario internacional, su historia canta con el poder suave de quien supo redefinir la belleza desde el equilibrio y la verdad interior. Es una promesa cumplida, hecha figura, narrada en piel, actitud y propósito.



















Cuando Penny Lane se desnuda para Passionatte Lucenpop
una confesión de terciopelo, lentejuelas y verdad
Ella entra descalza, como siempre.
No se anuncia. No golpea la puerta.
Simplemente está.
Con su abrigo de piel falsa y su alma de vinilo rayado, Penny Lane se desliza entre los cortinajes de terciopelo violeta del estudio de Passionatte Lucenpop como una aparición. Pero esta vez no viene a posar con sus ojos diluidos en rock ni con su media sonrisa aprendida entre camerinos. No. Esta vez ha venido a desnudarse. A desnudarse de verdad.
“Solo para vosotros”, susurra. Y el aire se vuelve más cálido, más sucio y más sagrado.
Primero se quita el nombre.
Ese nombre prestado de una canción de los Beatles, ese alias encantador que huele a psicodelia y nostalgia. Debajo de Penny Lane no hay nada más que ella misma: la chica que soñó con ser un poema de Bowie y terminó siendo un pie de página en la historia de una banda que ya no recuerda su cara.
Después se quita el abrigo.
Y lo que cae al suelo no es solo una prenda: es una era. Es la neblina de los años 70, es la confusión entre musa y mujer, es el olor a sudor, whisky barato y secretos entre bastidores. Su piel es blanca como un riff no grabado, con el vello tembloroso de los que han amado demasiado a los que no podían quedarse.
Luego cae la falda, como cae un telón.
Y bajo esa falda no hay escándalo, sino libertad. La libertad que tiene una mujer que ya no quiere ser groupie, ni amante, ni personaje. La libertad de decir yo estuve allí sin pedir disculpas. Su vientre es un pentagrama en silencio, donde alguna vez alguien compuso canciones que nunca se atrevió a cantar.

Finalmente, se quita la mirada.
Esa mirada de «yo sé algo que tú no sabes», esa protección mágica que usó para no romperse. Ahora sus ojos están desnudos, sinceros, húmedos. Ya no son ojos de ícono pop: son los ojos de una chica que buscaba amor en cada verso y encontró, en su lugar, mitología.
Los fotógrafos no se atreven a disparar.
Los redactores dejan los bolígrafos.
Hay algo en esa desnudez que no se puede atrapar.
Penny Lane, al natural, no es carne: es revelación.
Una mujer que ha dejado de actuar, que ha dejado de esperar aplausos. Una mujer que ha aprendido a quedarse.
Y cuando ya no queda ni la sombra de su personaje, cuando lo que brilla es solo una piel vulnerable y una historia sin glamur, Passionatte Lucenpop entiende lo que ha sucedido:
Penny Lane no se ha desnudado para excitar.
Se ha desnudado para existir.
Y no hay espectáculo más erótico que la verdad.