VERGUENZA DE PAÍS

VERGUENZA DE PAÍS

Ah, los políticos, esos titanes de la responsabilidad pública que en tiempos de crisis demuestran su verdadera vocación: proteger… pero no precisamente a sus ciudadanos, sino sus propias sillas. En esta ocasión, la DANA ha devastado la Comunidad Valenciana, y entre inundaciones, víctimas y un despliegue militar insuficiente, nuestros queridos líderes, de izquierda y derecha, se han apresurado a hacer lo que mejor saben: culparse unos a otros con descaro.

No podía faltar la pompa de la reunión de alto nivel, presidida por el rey Felipe VI, donde el Gobierno, en su enésimo ejercicio de coordinación, prometió «todos los recursos humanos, logísticos y económicos necesarios». Palabras grandilocuentes para una operación que recuerda a una mala película de suspenso, con ministros y consejeros jugando a salvar al mundo mientras el pueblo espera de brazos cruzados. La Generalitat ha desplegado grupos de respuesta en sanidad, infraestructuras, servicios sociales y otros ámbitos, una maraña de funcionarios tan bienintencionados como ineficaces, porque en este país, si algo funciona peor que la infraestructura pública, es la cadena de mando.

Así que, ahí los tenemos, estos héroes nacionales, desplegando tropas en sus conferencias de prensa, proclamando promesas de apoyo y culpándose mutuamente de lo que no hicieron. Y mientras tanto, el pueblo sigue bajo el agua, esperando que alguien haga algo, en lugar de dedicar sus energías a ganar su próxima partida de ajedrez político.