Así quedan los precios actualizados de Xbox, PS5 y Nintendo Switch 2 en mayo de 2025
El impacto de los aranceles en EE. UU. y los ajustes globales elevan el coste de las principales consolas.
En las últimas semanas, hemos visto una subida generalizada en los precios de las consolas debida, entre otros factores, a las políticas arancelarias aplicadas en Estados Unidos. Esto ha tenido consecuencias directas en los precios recomendados por los fabricantes a nivel global, afectando también al mercado europeo.
A continuación repasamos el precio actual de cada sistema de juego según los últimos cambios oficiales anunciados por Sony, Microsoft y Nintendo. Todos los datos están actualizados a mayo de 2025.
Consolas y precios oficiales – mayo de 2025
PlayStation 5
- PS5 Pro: 799,99 €
- PS5 Slim Digital Edition: 499,99 €
- PS5 Slim con lector de discos: 549,99 €
Xbox Series X|S
- Xbox Series X: 599,99 €
- Xbox Series X Digital: 549,99 €
- Xbox Series X (2 TB Galaxy Black): 699,99 €
- Xbox Series S (512 GB): 349,99 €
- Xbox Series S (1 TB): 399,99 €
Nintendo Switch 2
- Switch 2 Estándar: 469,99 €
- Pack Switch 2 + Mario Kart World: 509,99 €
- Switch Estándar: 299,99 €
- Switch Oled: 349,99 €
- Switch Lite: 219,99 €
Desde Nintendo ya han advertido que el precio de Switch 2 podría aumentar en los próximos meses tras el lanzamiento. En el caso de PlayStation, no se descartan subidas futuras para los modelos que aún no han sido ajustados, como la edición Slim con unidad.
NUEVA GENERACIÓN

El coste de la inmersión: un ensayo sobre el precio contemporáneo de las consolas de nueva generación
En el umbral del segundo cuarto del siglo XXI, el mercado de las consolas de videojuegos experimenta un reajuste económico tan silencioso como contundente. Los precios actuales de las plataformas de nueva generación revelan no solo una inflación funcional sino una declaración de intenciones: jugar hoy es más caro porque la promesa tecnológica lo exige. A continuación, se desgrana la situación actual —en euros— de las principales consolas disponibles en Europa, así como las razones profundas, no siempre evidentes, de su ascenso en el coste.
Las cifras actuales no son meras etiquetas. Representan el umbral de entrada a un mundo que se pretende más complejo, más realista, más veloz, más envolvente. Pero también dibujan una nueva frontera social y cultural: el entretenimiento interactivo de vanguardia se sitúa ya fuera del rango económico habitual de muchas familias europeas. ¿Por qué?
Razones del encarecimiento
1. La inflación postpandemia y el coste de los componentes
Tras el colapso de las cadenas de suministro provocado por la pandemia global de COVID-19, la escasez de semiconductores elevó drásticamente el coste de producción. Aunque esa crisis ya no tiene el mismo impacto directo, su eco inflacionario persiste: el precio de los materiales esenciales como el silicio, la memoria NAND y la DRAM no ha vuelto a los niveles prepandémicos. A esto se suma el ascenso sostenido de la energía y del transporte internacional, que afecta tanto al ensamblaje como a la distribución global de hardware.
2. La hipertrofia técnica como estándar
La aparición de la PlayStation 5 Pro es sintomática: en un mercado que ya ostentaba un rendimiento gráfico altísimo, Sony introduce una máquina aún más capaz, pensada para televisores 8K, tecnologías de trazado de rayos más sofisticadas y velocidades de fotogramas estabilizadas a 120Hz. Microsoft, por su parte, compensa con su ecosistema de suscripciones y una arquitectura similarmente potente. Estos avances, que antes se esperaban de forma escalonada cada seis o siete años, ahora se condensan en ciclos de innovación más breves, lo que encarece la I+D y reduce la amortización por volumen.
3. La percepción del videojuego como bien de lujo cultural
Históricamente, el videojuego se debatía entre lo doméstico y lo popular. Hoy, su prestigio como forma narrativa, arquitectónica y audiovisual ha crecido exponencialmente. Ya no es una simple extensión lúdica, sino un eje central de la economía del entretenimiento. Sony y Nintendo lo saben: las consolas son ahora vitrinas de experiencias “premium”. Lo que antes era una afición, hoy se trata como un derecho de acceso condicionado por el poder adquisitivo.
4. La monetización expandida y el modelo posventa
Los fabricantes ya no sólo venden hardware. Venden ecosistemas. Pagar más por una consola se justifica, implícitamente, por la promesa de que todo el entorno —los juegos, las actualizaciones, los servicios en la nube, las expansiones descargables— estará integrado en una experiencia cerrada y coherente. El precio de entrada subvenciona el dominio de una plataforma.
5. El encarecimiento de Nintendo como anomalía histórica
Nintendo, tradicionalmente más conservadora en costes, ha dado un giro. La Switch 2, que abandona parte de la estética retro y apunta a un rendimiento más cercano al de sus rivales, se aproxima peligrosamente a los 470 €. A cambio, ofrece compatibilidad con cartuchos físicos, resolución superior y mejoras gráficas avanzadas. Es, quizás, la entrada de Nintendo al club de los dispositivos “serios”, aunque sin renunciar a su público infantil y familiar.
Conclusión
El alza de precios en las consolas de nueva generación no es un accidente de mercado ni un abuso arbitrario. Es el síntoma de una mutación en el concepto mismo de jugar: lo lúdico se hace suntuoso, lo interactivo se vuelve elitista. Los dispositivos ya no son meras herramientas de juego, sino instrumentos de fidelización tecnológica y símbolos culturales de una modernidad líquida donde el rendimiento y la estética justifican casi todo.
La cuestión, ahora, es si este nuevo umbral económico se traducirá en un enriquecimiento artístico y experiencial equivalente. ¿Vale la pena pagar más por soñar más profundamente? Quizá sí. Pero no sin preguntarnos a quién se le permite soñar y a quién no.
Consolas portátiles premium: una competencia que tensiona el precio
En la periferia de las consolas tradicionales, ha surgido con notable fuerza un linaje híbrido y portátil que desafía tanto las categorías como los rangos de precio. Se trata de dispositivos como la Steam Deck (Valve), la ROG Ally (ASUS) o la MSI Claw, que combinan la flexibilidad del juego en movimiento con una potencia gráfica que hasta hace poco era territorio exclusivo de los ordenadores gaming de sobremesa.
Precios actuales (mayo de 2025):
- Steam Deck OLED (512 GB): 569,99 €
- ROG Ally Z1 Extreme: 799,99 €
- MSI Claw i7 (1 TB): alrededor de 999,99 €
Estos precios, lejos de subvertir el statu quo, lo consolidan. Si las consolas tradicionales rozan los 600 €, estos dispositivos lo superan con soltura. ¿Por qué siguen creciendo en popularidad entonces?
1. Portabilidad sin concesiones
A diferencia de la Nintendo Switch —más orientada a la accesibilidad que al músculo técnico— estas consolas híbridas permiten ejecutar títulos de PC con especificaciones exigentes, como Cyberpunk 2077 o Elden Ring, con un rendimiento aceptable en modo portátil. Esta portabilidad «de élite» convierte al usuario en un nómada lúdico de alto nivel. El problema al que se enfrentan es que la nueva Switch 2 también es capaz de mover este tipo de juegos.
2. Convergencia entre consola y PC
Mientras que PlayStation y Xbox mantienen sus respectivos ecosistemas cerrados, estas nuevas máquinas se alimentan del universo abierto de Steam, Epic Games Store, Xbox Game Pass para PC e incluso emuladores. No es tanto una consola como un laboratorio interactivo de todo lo jugable. Esto otorga un valor percibido superior, aunque a un precio más oneroso.
3. La seducción del nicho tecnófilo
El público objetivo de estos dispositivos no es el mismo que el de Nintendo o PlayStation: es un consumidor altamente informado, con sensibilidad hacia los benchmarks, la tasa de refresco y las configuraciones térmicas. Se trata de una élite entusiasta que acepta el coste como símbolo de pertenencia a una minoría sofisticada.
4. Innovación como justificación de precio
El uso de pantallas OLED de alta tasa de refresco, baterías mejoradas, almacenamiento NVMe y ventilación activa altamente optimizada encarece el producto, sí, pero también lo convierte en una inversión en ingeniería avanzada, no sólo en ocio. La consola portátil de gama alta ya no es un capricho, sino una estación de juego con voluntad de permanencia.