Ver o descargar ‘El último cazador’: la selva como úlcera y delirio en la serie B del Vietnam

‘The Last Hunter’: la selva como úlcera y delirio en la serie B del Vietnam

Entre los vapores tóxicos de la jungla, las balas silbantes y los helicópteros como libélulas metálicas al borde del colapso, hay una película que nunca llegó a Cannes pero que supura autenticidad como una herida sin sutura. Hablamos de The Last Hunter (1980), dirigida por el italiano Antonio Margheriti bajo el seudónimo anglosajón Anthony M. Dawson, y parida con furia y lodo desde el corazón mugriento de la serie B europea que convirtió el trauma del Vietnam en espectáculo febril.

Porque sí, antes de que Apocalypse Now elevara el infierno vietnamita a sinfonía operística, ya la maquinaria paralela del exploitation había olido en la guerra algo más crudo, menos pensante y mucho más corporal: sangre, sudor, locura y metralleta. Y The Last Hunter fue una de las primeras en lanzarse a la ciénaga.

Rodada en Filipinas (el Viet fake preferido del cine barato), con efectos pirotécnicos tan reales que quemaron parte del set y sonidos de guerra reciclados como mantras sonoros, la cinta sigue al mayor Morris (David Warbeck, eterno rostro de guerrero en saldo), un soldado americano que regresa al terreno infectado de su alma para destruir una estación de radio enemiga que lava cerebros desde las ondas. Un MacGuffin puro, sí, pero suficiente para sumergirnos en un delirio de emboscadas, minas, traiciones, torturas, flashbacks y helicópteros danzantes como espectros.

Margheriti —maestro del artificio y del cartón piedra noble— consigue que la película vibre entre la crudeza documental y la fantasía bélica: un Vietnam que nunca existió, pero que se siente más vívido que muchas superproducciones. Aquí no hay reflexión geopolítica ni crítica sofisticada: lo que hay es podredumbre moral, cámara en mano que tiembla con el actor, hombres sudando testosterona y un clima que huele a napalm, jungla podrida y licor barato.

MV5BOTRhYmYzYzEtODE0NC00OWY0LWJkMjYtYjgxMzAwZjliYjM4XkEyXkFqcGc@._V1_FMjpg_UX1000_-676x1024 Ver o descargar 'El último cazador': la selva como úlcera y delirio en la serie B del Vietnam

Los diálogos son cuchillos embotados: frases como “los muertos no protestan” o “en la selva solo sobrevive el odio” que harían sonreír a John Milius. La música —una mezcla de sintetizador y ritmos tribales de casete rebobinado— añade un tono hipnagógico, como si estuviésemos atrapados en un sueño de adrenalina y fiebre.

Pero más allá de sus excesos (que los tiene, y muchos), The Last Hunter respira una sinceridad sucia que la hace inmensamente valiosa. No intenta ser otra cosa que lo que es: un eco desgarrado del trauma de Vietnam convertido en pulp cinético, en alegoría delirante del soldado que ya no pelea por su país sino contra su propia mente.

The-Last-Hunter-1980-–-Film-Review-main Ver o descargar 'El último cazador': la selva como úlcera y delirio en la serie B del Vietnam

Como muchas producciones italo-filipinas de la época, su grandeza está en su pequeñez: en cómo su precariedad le permite captar sin filtros el horror, la miseria y la espectacularidad sádica de una guerra que aún sangraba en la memoria colectiva. En ese sentido, es más testimonio que muchos documentales bien intencionados.

Y por eso debe ser reivindicada: porque The Last Hunter no es un panfleto ni un poema, sino un grito de celuloide, una bala oxidada disparada desde las trincheras de la serie B, donde la verdad duele más porque no se disfraza de arte. Solo de fuego, barro y verdad podrida.


Recomendación extra para exploradores del lodo cinematográfico:
Si esta jungla te seduce, no dejes de buscar títulos como Strike Commando (1987) de Bruno Mattei, Tornado (1983) de Antonio Margheriti o Kill Zone (1985) de Cirio H. Santiago. Vietnam fue una herida abierta, y la serie B se encargó de hurgar en ella sin guantes, pero con pasión visceral.

Puede que te hayas perdido esta película gratuita