Parece que la industria española de videojuegos está resucitando de su enclaustramiento, prueba de ello es que muchos estudios son acogidos por distribuidoras extranjeras para el desarrollo de proyectos como éste que nos ocupa, Deadlight, de los chicos de Tequila Works. Sin embargo, a pesar de las expectativas que teníamos depositadas en este título para Xbox Live Arcade, la sensación que deja el juego es la de ”si, pero no”, la de quedarse a medio camino y, muy probablemente, la de un producto hecho con prisas para cumplir los plazos exigidos por Microsoft. Ojo, no estoy diciendo que no sea entretenido como tampoco malo. Como todo, tiene sus puntos a favor y en contra.
El argumento empieza en un 1986 alternativo—el año que nací, oh yeah—de una manera completamente sobrecogedora y con un estilo gráfico parecido a un cómic. Nuestro protagonista, Randall Wayne, no tiene más remedio que matar a sangre fría a la hermana de una compañera superviviente tras haber sido mordida por las ‘sombras‘—sí, los zombis se llaman así en este juego—. Debido a esto, Randall deberá separarse del grupo. Así arranca la historia de un héroe solitario que tendrá que buscar a su familia a través de una Seattle derruida, una ciudad completamente desolada, arrasada por la civilización. Un día más de rutina…para él y sus compañeros. Pero el problema es que más allá de esta premisa inicial, la historia se diluye, llevándonos a los clichés típicos con voz over incluída de los pensamientos de Randall y terminando en un final contrario a lo inesperado. Sí, es cierto, de vez en cuando se intenta darle un poco más de chicha con recurrentes giros de guión, pero aún con ello, la historia peca de predecible desde los primeros compases. Obviamente, los de Tequila Works ya nos decían en los vídeos de desarrollos todas sus influencias, por lo que este producto, más que darle una vuelta de tuerca a este subgénero de terror, sólo ofrece un buen homenaje.
Aún perteneciendo a una misma temática como Dead Island o Left 4 Dead—zombis, zombis, ¡ZOMBIS!—, no es ni mucho menos un juego de acción, aunque tiene sus pequeñas pinceladas. Deadlight es una aventura 2D de plataformas y puzzles en la que impera un entorno realista, pero no sólo eso, si no también en la forma de moverse Randall que nos recordará a juegos míticos como Flashback o Another World, o incluso a Prince of Persia. Y dentro de ese carácter paralelo a la realidad, no podemos esperar que nos creamos los putos amos y matemos a todo quisqui que nos encontremos por delante, porque ya con sólo tres o cuatro de esas ‘sombras‘ en pantalla sudaremos para sobrevivir, y si le añadimos una barra de ‘fuerza‘ que mide el cansancio—además de la típica barra de ‘salud‘—las cosas se nos pondrán crudas, por lo que lo mejor será evitar todo contacto directo con estos seres de ultratumba. Es más, la gracia del juego está en cómo sortearlos utilizando el escenario de la manera más inteligente posible.
En lo que se refiere a las posibilidades de combate, tendremos varias armas a nuestra disposición, como un hacha, una pistola, un tirachinas y una escopeta. Una de las cosas a tener en cuenta es que si queremos matar con armas de fuego a las ‘sombras‘ tan sólo podremos hacerlo apuntándoles a la cabeza, mientras que para hacer lo mismo con el hacha tendremos que derribarlos y rematarlos una vez estén en el suelo manteniendo pulsado el botón correspondiente. De hecho, si nos quedamos sin un arma de fuego, prácticamente estaremos a merced de los engendros. ¿Qué les decía? Nada de ser el amo del cotarro. Jujuju. Así la tensión y la supervivencia están servidas, todo depende nuestra agilidad mental y la pericia en los mandos, porque no sólo contamos con poca ‘vida‘, sino que también la munición escaseará, asi que más vale tener buena puntería y racionar las balas o moriremos una y otra vez.
Pero ante todo, Deadlight es un juego de plataformas, asi que a saltar se ha dicho. Dentro de ese componente realista que empapa el conjunto, lo más llamativo son las físicas y los movimientos de nuestro personaje, eso se nota en la ‘pesadez‘ de Randall, vamos, como si no fuera un simple monigote que podamos mover de izquierda a derecha sin resbalar. Sin embargo, no es oro todo lo que reluce, debido a la implementación de estas físicas, no entendemos por qué hay bugs que estropean enormemente la jugabilidad, como por ejemplo, cuando el personaje salta y se agarra al bordillo de un saliente, lo escala y vuelve a dejarse caer, quedándose en una especie de bucle de ”subo-bajo bordillos” hasta que apretemos cualquier botón para salir de ese apuro bastante absurdo. Y no es que pase puntualmente, es que jugándolo una y otra vez sucede constantemente. Incomprensible para ser un juego de plataformas. Por otro lado y cambiando de tercio, para superar cada pantalla deberemos estar atentos a las posibles trampas, salidas e investigar cada palmo del escenario si se quiere conseguir todos los coleccionables, los cuales muchos están escondidos, pero el problema que generan es que alguno de éstos están en situaciones que no dan pie a a una búsqueda calmada, sino en momentos donde deberemos correr para no morir, en plena persecución, con lo cual sólo queda una alternativa para conseguirlos: pararte, encontrarlo, cogerlo y morir. Una vez hecho esto, ya puedes empezar desde el punto de control que ya no hará falta buscar ese objeto.
En líneas generales, muchos puntos de este juego se basan en el constante ensayo y error, y como tenemos vidas infinitas y puntos de control cada dos pasos, la dificultad baja muchos enteros en este sentido. Eso sí, moriremos un buen puñado de veces, pero como ya he dicho, muchas de esas veces es por no ser observador o por bugs molestos que acaban por jodernos la partida. Y hablando de más bugs o fallos de diseño, el hecho de que lleguemos a un punto de control no quiere decir que, cuando apaguemos la consola y más tarde volvamos a jugar, continuemos en el mismo sitio. Es más, nos deja mucho más atrás de donde lo habíamos dejado, lo que es un fastidio porque volverse a pasar una escena donde caíste una y mil veces para dar con la ‘tecla’ es una jodienda. Tampoco entendemos el porqué de esto, aunque si miramos en el menú, cada acto está dividido en escenas, por lo cual, si dejamos el juego en mitad de una…ya saben. Mi recomendación: no apaguen la consola hasta que vean una escena animada tipo cómic.
En Deadlight hay detalles curiosos, no sólo por toda la atmósfera post-apocalíptica que han recreado los chicos de Tequila Works, esa Seattle perfectamente ambientada que recorreremos a lo largo de tres días hacia el mar en busca de nuestra familia; sino por incorporar cosas a la jugabilidad como poder llamar la atención de las ‘sombras‘ para atraerlas y hacerles caer en la trampa, aunque este recurso se usará pocas veces, como casi todo en el juego. Y este es el quid de la cuestión, el juego en suma resulta variado y entretenido con multitud de situaciones diferentes, llegaremos a estar matando zombis como huyendo de ellos, resolviendo pequeños puzzles mediante la colocación de cajas y la activación de palancas, sorteando todo tipo de trampas, otras veces seremos perseguido a lo largo de edificios por un helicóptero, en otras tendremos que sobrevivir sin armas, etc., pero es taaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaan corto, que en una tarde y con ganas te lo pasas. Tres horas para un Xbox Live Arcade y a 1.200 Ms Points le duelen a cualquiera. Es que no hay excusa posible, y pienso que Microsoft debería replantearse los precios de sus juegos. Coño, Fez salió a 800 Ms Points y le cuadruplica la durabilidad.
En lo que respecta al nivel gráfico, poco o nada hay que objetar, ya que, además de la excelente música y sonido, estemos ante el mejor apartado del título. Como ya he mencionado anteriormente, la ambientación que han conseguido los diseñadores y programadores es, simplemente, sobrecogedora. La recreación que se ha hecho de un 1986 alternativo es muy detallada, con innumerables guiños a la época. Por si fuera poco, el uso que se ha hecho de la iluminación es también digno de elogio, mostrándonos un mundo lleno de luces y sombras, donde los personajes se ven oscurecidos, como siluetas, por lo que podéis haceros una idea del peligro que esto conlleva a la hora de pasar cerca de una zona oscurecida, ya que si hay algún enemigo ahí estará camuflado, obligándonos también a prestar atención a nuestro oído.
En conclusión, estamos ante un muy buen juego, que desprende personalidad y muy buenas intenciones, pero que quizás con un poco más de tiempo habríamos tenido un producto más pulido y mejor pensado. Sus bugs, el precio y su corta duración son los lastres de Deadlight, y pesar de todo ello, espero con ansias un nuevo juego de Tequila Works, porque me han entretenido un buen rato y porque, al fin y al cabo, me han contado una historia. La historia de Randall Wayne.