Cuando Gretchen Mol se desnudó a lo Bettie Page
La silueta de una leyenda: introducción a The Notorious Bettie Page (2005)
En el claroscuro de la historia norteamericana, donde el puritanismo se retuerce bajo las sábanas del deseo, surge la figura de Bettie Page: musa de las sombras, sonrisa de calendario y látigo en mano. La película The Notorious Bettie Page, dirigida con elegancia contenida por Mary Harron en 2005, no es un simple biopic; es un retrato estilizado y bifronte de la mujer que se convirtió en ícono del fetichismo sin haberlo pedido, y cuya imagen aún arde en los archivos secretos de la cultura popular.
Gretchen Mol encarna a Bettie con una mezcla de candor sureño y sensualidad involuntaria, dibujando una figura tan contradictoria como fascinante. En este viaje en blanco y negro (y a veces en color) que transita entre la represión y la liberación, el cine se convierte en confesionario y escaparate, y Page aparece como una santa del erotismo, víctima feliz de un juego que ni ella misma terminaba de entender.
La cinta, lejos de exaltar el escándalo, lo sublima. Entre sesiones de fotos bondage y escenas domésticas en Nashville, The Notorious Bettie Page interroga con sutileza las paradojas de la virtud, el control del cuerpo femenino y la moral hipócrita de la América de los años cincuenta. Es, en suma, una elegía visual a una mujer cuya fama fue más grande que su intención, y cuya imagen sigue desafiando los límites entre arte, pecado y libertad.
