Fotos underground de los años más turbios de Nueva York

Considerado por Terry Southern como el “poeta de la fotografía radical”, Miron Zownir se inició en este arte a finales de la década de 1970, tras trasladarse a Berlín occidental. Movido por el espíritu del punk, Zownir abrazó la visión utópica de anarquía y autodestrucción nihilista que florecía abiertamente en calles, clubes sexuales, antros de drogadicción y en la vida nocturna de Berlín occidental y Londres.

Ese espíritu continuó presente en la obra de Zownir cuando se trasladó a Nueva York en 1980, año en que la ciudad alcanzó inusitadas cotas de decadencia, antes de la llegada del sida. Sirviéndose de su cámara como guía, Zownir salía de su casa en el East Village a explorar el lado más transgresor de las calles de Nueva York.

Antes de que la gentrificación borrara todo resquicio de lo que había venido antes, Zownir logró documentar los años más sórdidos de Nueva York, cuando las prostitutas paseaban por las calles, los cines proyectaban películas porno a todas horas, había espectáculos de striptease y sexo en vivo en cada esquina y los muelles del West Side eran el lugar de moda para un polvo anónimo y para las manifestaciones artísticas de Vito Acconci, Gordon Matta-Clark y Peter Hujar durante los años previos al episodio de Stonewall.

Las fotografías de Zownir nos enseñan la ciudad tras una década de “benévolo descuido” e incendios provocados que redujeron a escombros extensas áreas del Bronx, Brooklyn, Harlem y el Lower East Side. Tras el éxodo blanco que empujó a la clase media a las afueras, el precio del suelo se volvió muy asequible, cuando no extremadamente barato. Comenzaron a llegar artistas como Zownir, que se mezclaron con gente cuyo pasado había estado ligado al lugar desde hacía generaciones, para crear un documento impresionante de una época de la que ya no queda nada.

En las fotos de Zownir vemos a sujetos marginados desde los ojos de alguien que empatiza con su situación y les rinde homenaje al estilo de Bruce Davidson, Nan Goldin y Larry Clark. Con motivo de la presentación de su obra en la Galerie Bene Taschen durante la muestra Photo London (del 16 al 19 de mayo), Zownir nos guía en un increíble viaje por la Nueva York más underground.

¿Qué te motivó a introducirte en la fotografía a finales de los 70?

Empecé en Berlín. Mi novia de entonces había estudiado Fotografía y, después de que me hubieran rechazado en dos escuelas de cine, le cogí prestada la cámara, salí a la calle e hice lo que sigo haciendo a día de hoy. Empezó un poco como forma de compensar, pero pronto quedé fascinado por la variedad atmosférica, visual, creativa e histórica que descubrí al documentar un instante en el tiempo.

Desde el principio obtuve inspiración en las sombrías ruinas y los paisajes desolados de la Alemania de la Segunda Guerra Mundial, en los veteranos tullidos y las viudas, la fotografía en blanco y negro de los diarios, las películas mudas, los cuentos de hadas, la literatura y la poesía. Yo era un observador, un soñador, y la gente que más me fascinaba eran los marginados, los inadaptados, los que vivían al margen de la ley y los extranjeros. Para mí era natural fijarme en los aspectos más siniestros, morbosos, prohibidos y peligrosos de la vida.

¿Por qué decidiste mudarte a Nueva York en 1980?

Después de haber vivido en Berlín y Londres, Nueva York me parecía la culminación en cuanto a lo que una ciudad podía ofrecer. Y al contrario que ahora, en las décadas de 1970 y 1980, podías irte casi a cualquier ciudad del hemisferio occidental sin tener contactos ni medios materiales; eso sí, tenías que ser de espíritu duro o aventurero, o bien estar desesperado.

Los alquileres todavía eran asequibles y se valoraba más el carisma que un doctorado o cualquier título académico. Desde el principio me quedé deslumbrado con Nueva York. Era una ciudad rápida, impetuosa, impredecible y loca, una jungla aparentemente indómita con el espíritu rebelde y hedonista de una dimensión casi apocalíptica. Sufrió un revés muy violento con los brotes de sida y las consecuencias de la aristocratización despiadada que se inició a mediados-finales de los 80.

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