PEAK: el juego viral que escala hacia la tontería y clava otro clavo en el ataúd del videojuego con alma
PEAK: el juego viral que escala hacia la tontería y clava otro clavo en el ataúd del videojuego con alma
Hay juegos que nacen para ser arte. Otros para ser entretenimiento. Y luego está PEAK, esa nueva criatura de Steam que no aspira a ninguna de las dos cosas, pero sí a lo más rentable del momento: ser el juguete idiota perfecto para los youtubers. Una especie de Roblox para adultos con complejo de payaso que, sin proponérselo (o justo por eso), está llenando carteras y vaciando cerebros.
Editado por Aggro Crab y desarrollado por Landfall, PEAK se presenta como un “juego de escalada cooperativa”, donde lo importante no es llegar a la cima, sino reírse en el proceso de no llegar nunca. Caídas absurdas, físicas torpes, y ese humor tipo “tonto pero viral” que ya hemos visto en docenas de títulos diseñados exclusivamente para que los streamers se caigan, chillen, y saquen clipazos.
La fórmula perfecta para el algoritmo
No tiene textos en español. No tiene historia. No tiene arte. Pero tiene lo que importa: ruido, colorines, y un diseño cartoon que parece salido de una pesadilla hecha con plastilina y cinco minutos de desarrollo estético. Lo suficiente para que ElRubius y compañía lo jueguen, lo griten, y lo conviertan en tendencia. Así funciona hoy la industria: si no puedes ser bueno, sé ruidoso.
PEAK es, en esencia, el primo torpe y viral de Getting Over It, pero con menos ironía y más gritos de “¡nooooo!” en Twitch. No importa si es divertido, desafiante o innovador. Importa que sea “streamable”, que esté cargado de momentos absurdos listos para TikTok, y que parezca gracioso cuando se juega mal.
Steam, otra piedra en el camino hacia el videojuego desechable
El éxito inmediato de PEAK, con un millón de ventas en su primera semana, no habla tanto del juego en sí, sino del estado actual de la cultura gamer. Steam se ha convertido en un escaparate de fast food lúdico, donde lo viral se premia y lo profundo se ignora. Como si cada título no fuera una obra en sí, sino simplemente contenido efímero para el siguiente directo.

Y no es que esté mal reírse. El humor absurdo es bienvenido, necesario incluso. Pero cuando esa risa se vuelve el único motor, cuando la tontería se convierte en modelo de negocio, lo que se pierde por el camino es el respeto por el videojuego como medio. PEAK, como Lethal Company, Among Us o R.E.P.O, forma parte de una cadena de títulos que no buscan perdurar, sino acumular clics mientras duran. Juegos desechables para una audiencia que ya ni juega: solo mira cómo otros juegan mal.
La pendiente resbaladiza de la industria
Mientras PEAK escala en los tops de Steam, los jóvenes jugadores descienden otro escalón en su relación con el videojuego de calidad. Títulos con narrativa, con diseño cuidado, con alma… quedan enterrados bajo una avalancha de juegos “de risa”. El videojuego ya no es experiencia, es ruido. Ya no se construyen mundos, se fabrican memes.
Y ese es el problema real. PEAK no es el enemigo, sino el síntoma. El síntoma de una industria que prefiere viralidad a valor, contenido rápido a creatividad duradera, y que se refugia en la “gracia tonta” como disfraz de éxito.
Conclusión: ¿cuánto más va a durar la broma?
PEAK es, sí, divertido. Pero como un vídeo de caídas de borrachos en YouTube: te hace reír y después te deja vacío. El problema es que esto ya no es una excepción, sino una norma. Un modelo de negocio. Un camino fácil para creadores de contenido y plataformas como Steam que prefieren vender humo antes que cuidar fuego.
Tal vez sea hora de mirar a PEAK no como el nuevo juego de moda, sino como otro clavo más en el ataúd del videojuego con corazón. Porque no se trata de llegar a la cima. Se trata de preguntarse si la montaña que estás escalando vale la pena.
Y PEAK, por muy viral que sea, es solo otra roca más cayendo en la avalancha del olvido.