Videoclub | El guerrero del cuarto milenio: entre El Retorno del Jedi y El despertar de la fuerza
El guerrero del cuarto milenio: una odisea fallida del cine australiano de ciencia ficción
En el vasto y a menudo olvidado universo del cine de serie B de los años ochenta, El guerrero del cuarto milenio (título original: The Time Guardian, 1987) emerge como una curiosidad fílmica que, pese a sus ambiciones, sucumbió ante las complejidades de su producción y las expectativas no cumplidas. Dirigida por Brian Hannant, conocido por su colaboración en Mad max 2, esta obra intentó amalgamar la estética del cine de acción estadounidense con la idiosincrasia del paisaje australiano, resultando en una cinta que, aunque fallida, ofrece puntos de interés para el estudioso del cine de género.
La trama nos sitúa en el año 4039, donde una ciudad nómada viaja en el tiempo para escapar de los Jen-Diki, una raza de cyborgs empeñados en la aniquilación humana. Los protagonistas, Ballard y Petra, interpretados por Tom Burlinson y Carrie Fisher respectivamente, son enviados al pasado para preparar el aterrizaje de la ciudad en el desierto australiano de los años ochenta.

El guion, coescrito por Hannant y John Baxter, fue concebido inicialmente como una historia más íntima y reflexiva, explorando las diferencias entre estilos de vida presentes y futuros. Sin embargo, la intervención de productores y la reescritura del guion por parte de un escritor estadounidense transformaron la narrativa en una serie de escenas de acción que buscaban emular el éxito de Terminator y Aliens.

La producción enfrentó numerosos obstáculos, incluyendo un presupuesto limitado para los efectos especiales y un rodaje reducido de trece a nueve semanas. Hannant abandonó el proyecto durante la postproducción, y escenas adicionales fueron filmadas por el editor.
Carrie Fisher, en su única incursión en la ciencia ficción entre El retorno del jedi y El despertar de la fuerza, interpreta a Petra, una historiadora del siglo XLI. Aunque su presencia añade un atractivo internacional, su personaje carece de desarrollo y profundidad.

A pesar de sus deficiencias, El guerrero del cuarto milenio ofrece momentos de interés, como la integración de elementos del paisaje australiano y referencias a la cultura indígena, aunque de manera superficial.
En conclusión, El guerrero del cuarto milenio es un ejemplo de cómo las ambiciones cinematográficas pueden verse truncadas por interferencias externas y decisiones de producción desacertadas. Aunque no logró consolidarse como un clásico del género, su estudio proporciona valiosas lecciones sobre los desafíos del cine de ciencia ficción en contextos no tradicionales.
