Cuando el redactor se va de compras: Paul Schrader, Joker y un error imperdonable
Cuando el redactor se va de compras: Paul Schrader, Joker y un error imperdonable
Hay errores que se escapan en un descuido. Hay otros que delatan un síntoma más profundo: el del descuido profesional disfrazado de entusiasmo automático. Esta semana, Javier Cazallas, redactor de Hobby Consolas y “experto” en cine —con comillas que no son por coquetería tipográfica— firmó un artículo sobre las demoledoras declaraciones de Paul Schrader hacia Joker: Folie à Deux. Hasta ahí, todo bien. Pero el desliz se tornó despropósito cuando al célebre guionista se le adjudicó la dirección de Taxi Driver, película que, como todo cinéfilo con el carné en regla sabe, dirigió Martin Scorsese.
Sí, Javier, Taxi Driver no la dirigió Schrader aunque lo expliques en el cuerpo del artículo. La escribió (y por tanto revisa el título). Y qué guion. Una radiografía ácida, brutal y alucinada del alma urbana, convertida por Scorsese en un clásico irrefutable. Confundir al escritor con el director no solo es una torpeza académica: es, sobre todo, una forma de pasar por alto el funcionamiento mismo del cine, que es un arte de sinergias, de firmas cruzadas, de voces distintas que construyen un todo. Es decir: es no entender nada.
Pero sigamos con la anécdota, que da para más. Paul Schrader, director de joyas como El reverendo o El contador de cartas, fue a ver Joker: Folie à Deux. O al menos lo intentó. Según sus propias palabras, vio unos 10 minutos, salió de la sala, compró algo, regresó, aguantó otros 10 minutos y decidió que prefería enfrentarse al mundo exterior antes que a lo que estaba ocurriendo en pantalla. Más aún: declaró no sentir aprecio por ninguno de los implicados, ni actores ni personajes. “Son personas que, si vinieran a tu casa, huirías por la puerta trasera”, dijo. Elegante como una navaja.
Y aquí se despliegan varios temas de interés: uno, el rechazo visceral de Schrader a un tipo de cine que coquetea con la estética del trauma y el delirio, pero sin la oscuridad genuina que él domina como pocos. Dos, el actual fenómeno Joker, convertido en una franquicia que ha perdido el pulso social que tenía la primera entrega. Y tres, la peligrosa tendencia de algunos medios a convertir la actualidad cinematográfica en una cadena de titulares rápidos, poco revisados y mal digeridos.
Que Joker: Folie à Deux está generando más deserciones que ovaciones no es novedad. Que Schrader tenga cero filtros tampoco lo es. Pero que un medio como Hobby Consolas confunda a uno de los grandes guionistas del cine moderno con un director ajeno a su filmografía sí debería escandalizarnos un poco más. Porque si quienes informan sobre cine no distinguen entre escribir y dirigir, entre Paul Schrader y Martin Scorsese, entre forma y fondo, ¿qué estamos leyendo realmente?
En tiempos de urgencia informativa, donde todo se publica a la carrera, vendría bien —aunque solo fuera por respeto a los lectores— que alguien se tomara un par de minutos para confirmar quién hizo qué en la historia del cine. No es mucho pedir. Es solo, digamos, el mínimo necesario para llamarse experto sin que las comillas duelan.